Capítulo 12.

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Italia, Roma.

Habían pasado 5 horas de vuelo, el cuerpo de la empresaria estaba tan cansado, pero su cabeza se había calmado, había dormido en todo el viaje, y finalmente habían llegado a Roma.

Cassandra en todo el vuelo se la pasó viendo videos de cocina, y resolviendo asuntos de trabajo desde su laptop.

El chófer de Emma se estacionó en el hotel J.K. Place Roma, era raro para la rubia tener que quedarse en un hotel que no era de ella.

—Buenas, quisiera reservar dos habitaciones.— Dijo la rubia aún con sus lentes de sol puestos.

—Buenas tardes, sólo me queda una suite.— Dijo la recepcionista.

—No importa, denos esa.— Dijo Cassandra y se acercó para pagar la suite.

Emma no tenía ganas de discutir, sólo quería llegar a la habitación, darse una ducha y comer.

Subieron hasta la suite, y un chico de servicio dejó el equipaje de las dos chicas, Cassandra pidió servicio a la habitación, y estuvo un rato ordenando la comida.

La habitación era muy linda, bastante elegante, y tenía una terraza dónde se podía apreciar el atardecer de Roma.

Emma salió del baño ya vestida, sólo tenía su pijama puesta y se subió a la cama.

—¿Cómo te sientes?— Preguntó Cassandra sentándose en la orilla de la cama y viendo a la ojiazul con atención.

—Estoy bien, empezaré a llamar los gerentes de mi hotel y ponerme al tanto de todo.— Dijo Emma, su voz estaba tan cansada y las expresiones de su rostro estaban demacradas, pero esos ojos azules seguían brillando.

—Bien, no te molestaré en lo absoluto, iré a ducharme, espero que comas todo lo que pedí.— Dijo Cassandra y se quitó su suéter.

Emma se dispuso a llamar a sus encargados del hotel, y quedaron de reunirse a primera hora del siguiente día.

Había perdido una gran cantidad de dinero, no era ni el cuarto de lo que realmente cuenta toda su fortuna, pero perder más de 100 millones de euros en un día era una gran cachetada en su rostro.

La comida había llegado, y no se había dado cuenta del hambre que tenía hasta que vió todo lo que pidió Cassandra, apenas el chico de servicio se retiró, se dispuso a comer como una loca.

—¡Wow! Deja para mí también.— Dijo la ojiverde mientras se secaba el cabello.

—Tienes que venir a comer.— Dijo la rubia viéndola y luego volviendo a devorar lo que había.

Cassandra se sentó al frente de ella, su rostro no tenía ni una gota de maquillaje, y se podía apreciar sus pecas en la nariz, sus ojos verdes seguían apagados, pero estaban de un verde intenso y era fascinante su mirada, era una galaxia.

—¿Te pusiste al tanto?— Preguntó la castaña y comenzó a comer.

—Sí, primero comenzó un tiroteo a unos hombres que estaban en el bar del hotel, y luego de unos minutos una bomba estalló, destruyendo casi todo el hotel, con un total de 30 heridos y 15 fallecidos.— Dijo Emma suavemente, aquella noticia le rompió el corazón, porque 7 niños habían muerto en esa explosión.

—Siento todo esto que está pasando.— Susurró Cassandra.

—Pagué el hospital de las personas heridas, y también la funeraria de las personas fallecidas.— Su voz estaba tan apagada.

Cassandra no quitaba su mirada de ella, la rubia estaba tan cansada, pero hasta que no complaciera completamente su estómago no se iría a dormir.

En tú mirada (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora