En tú mirada (#2)

Capítulo 49.

Emma miraba aquellos ojos verdes con tanta intriga, y curiosidad. Cassandra aún tenía tomada su mano mientras la acariciaba lentamente.

—¿Qué harás?— Preguntó Cassandra suavemente.

—Caminaré con mi mamá en algún parque.— Murmuró.

Cassandra asintió, y quitó su mano lentamente, y soltó un suspiro con suavidad.

—Debo irme.— Dijo Cassandra viéndola fijamente.— Cuídate, Emma.

La castaña se volteó para ir hasta la entrada, pero Emma tomó su mano con suavidad impidiendo que se marchara.

—¿Nos volveremos a ver?— Preguntó la rubia.— Quiero volver a verte y saber quién fuiste en mi vida.

—Espero volver a vernos.— Murmuró Cassandra viéndola a los ojos.

Emma le sonrió, y se quedaron viendo fijamente una a la otra, queriendo que pasara algo más, pero no podía, ella no podía simplemente lanzarme a sus brazos y besarla, todo estaba tan recién.

Cassandra se acercó a ella y dejó un suave beso en su mejilla, la miró por un segundo, y luego se marchó.

...

2 días después.

—¿Dónde será?— Preguntó Harper levantándose de su asiento y rodeando el escritorio para estar frente a Cassandra.

—Él está en New York, mi hombre lo ha estado siguiendo durante esta semana, y se encuentra allá sólo derrochando dinero.— Dijo Cassandra metiendo sus manos en los bolsillos de su jean.

—¿Hunter está con el?— Preguntó Harper.

—No, él está aquí en Londres, llegó ayer de Estados Unidos.— Dijo Cassandra viendo a Harper con atención.

Harper asintió y luego suspiró.

—¿Lista?— Preguntó la empresaria viendo detenidamente a Cassandra.

—Lo estoy.— Murmuró.— Quiero hacerlo ya.

—Perfecto.— Dijo Harper.— Nos iremos dentro de una hora al aeropuerto, tengo todo listo.

—¿Dónde lo citaremos?— Preguntó Cassandra con atención.

—La mansión Barker.— Murmuró.— Sabes cuál.

Cassandra suspiró y pasó su mano por su cabello.

—Odio ese lugar.— Susurró Cassandra.

—No eres la única, pero será más fácil, le dirás qué es tú nueva mansión, y qué tienes pensado montar unos establos, qué quieres saber su opinión y todo eso.— Dijo Harper.— Ya que le has hecho creer todo este tiempo que estás bajo su mando, será más fácil.

—De acuerdo.— Murmuró Cassandra.

...

Al día siguiente, Harper y Cassandra se encontraban ya en la mansión Barker, la empresaria había mandado a quitar cada cartel qué tuviera su apellido, estaban tres hombres más armados, pero ellos estaban en lugares estratégicos por si pasaba algo.

Cassandra había citado a su padre, y él estaba a punto de llegar. Harper bebió un sorbo de su vino y luego se levantó del mueble y suspiró.

—Tú plan es tan retorcido.— Dijo Harper dándole la espalda a Cassandra quién estaba sentada viendo un punto fijo de aquella sala.

—No es nada, para todo lo qué me hizo sufrir.— Murmuró Cassandra con su mirada perdida.— Quiero que sufra.

Harper se volteó a verla y caminó hasta ella, la miró fijamente y luego se arrodilló un poco para estar a su altura.