Capítulo 54.

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El concierto había terminado, y las personas estaban desalojando el teatro, Emma se levantó y Cassandra volteó al lado para ver al niño que aplaudía con emoción una vez que finalizó todo.

—Oye.— Dijo Cassandra acercándose al niño, y el pequeño la miró entusiasmado.— Pórtate bien, fue divertido jugar un rato.

—Pienso lo mismo.— Dijo el niño y Cassandra levantó su mano para chocar cinco con el, y luego se levantó, y tomó la mano de Emma.

Cuando iban a caminar, el pequeño tomó la mano de Cassandra y se levantó para mirarla con una sonrisa.

—¿Cómo te llamas?— Preguntó el niño jugando con sus dedos.

—Cassandra.— Dijo la castaña y acarició su cabello.

—Fue un gusto disfrutar del concierto a su lado, señorita Cassandra.— Dijo Charlie con sus manos tomadas viendo a Cassandra con una ligera sonrisa.

Emma sonreía, y Cassandra le había gustado aquél niño, y lo educado que era.

—Igualmente, señorito Charlie.— Dijo Cassandra y la mamá del niño se estaba acercando a él.— Espero volver a verte.

Charlie asintió emocionado y Cassandra le sonrió, y se marchó de ahí tomada de la mano de Emma.

—¿Qué tal te pareció el concierto?— Preguntó Emma mirando a Cassandra, quién venía concentrada manejando.

—Increíble.— Dijo la castaña y posó su mano en la pierna descubierta de Emma y la acarició con delicadeza, mientras que con la otra controlaba el volante.

Cassandra conducía a su restaurante, mientras que Emma acariciaba su mano suavemente. Venían en silencio, pero un silencio bastante cómodo, y de vez en cuándo veía a la castaña manejando, y se perdía en su perfil, y lo perfecta que era su nariz y sus pestañas largas.

Al llegar, el Valet Parking tomó las llaves de la camioneta de Cassandra, y las dos entraron al restaurante, que estaba repleto de personas, todas las mesas estaban ocupadas, y Cassandra sólo tomó la mano de Emma, y la llevó hasta la terraza de su restaurante.

La vista que le brindaba la terraza de la ciudad de Londres, era maravillosa. Había una mesa con un manto blanco y rojo, y una botella de vino con dos copas. Cassandra se acercó a la silla para pedirle a Emma que se sentara, y así lo hizo, y luego ella se sentó.

El mesero le sirvió las dos copas y Cassandra le pidió que trajera la cena, Emma estaba ansiosa por probar la comida, ya que sabía perfectamente el buen gusto de Cassandra.

—Emma.— La voz de Cassandra sonó un poco ronca y bebió un sorbo de su vino.— ¿Quién te colocó ese nombre?

Emma comenzó a reírse y luego bebió de su vino.

—Me llamaba Eliza.— Dijo ella y dejó la copa en la mesa para ver a Cassandra a los ojos.— Y sinceramente no me gustaba mucho ese nombre, ya que había una niña en el colegio a quién detestaba por ser tan cruel conmigo, y se llamaba igual que yo, y en un berrinche le pedí a mi madre Angélica que me llamara Emma.

—Qué berrinchuda.— Dijo Cassandra volteando sus ojos con una sonrisa burlista.— Interesante dato.

Emma acariciaba la copa con su dedo, y luego mordió su labio con delicadeza viendo a Cassandra fijamente.

—Dime un dato curioso sobre ti.— Dijo Emma con un tono de voz más sensual y Cassandra la miró fijamente y sonrió de manera burlona.

—Uh.— Murmuró con su vista fija en sus ojos azules.— Tocó el piano y canto cuando estoy sola.

En tú mirada (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora