MARATÓN 4/5
ALEXANDER BIANCHI
— ¿Adónde iremos?
Hannah se levantó primero y yo deseaba bañarme con ella, sin embargo, Hannah me despertó para que me fuera a bañar mientras ella se cambiaba de ropa, ahora estamos terminando de tomar desayuno para ir a la estación que queda a unos pasos del hotel.
—No sé, ahí vemos.
—Vale, porque necesito ir a un centro comercial a comprarle algo a tu mamá—me avisa.
—No es necesario que lo hagas.
—Pero lo haré igual, gruñóncito.
Le sonrió, hace tiempo que no me llamaba Gruñón y que lo diga de una forma tierna no lo hace menos especial.
—Siento que ya no eres tan gruñón —dice Hannah —Eres más tierno, por lo tanto gruñóncito.
Reí y acerqué mi silla a la de ella, tomé su mentón haciendo que me mirara.
—Stellina, stellina —canturrié rozando nuestros labios —Anoche no te lo dije, pero me encanto tu baile.
Ella ríe.
—No es necesario que me digas lo que ya sé —pone una mano en mi pierna y la va subiendo —Tu amigo debe ser el más agradecido.
Ladeo mi rostro cuando me toca el pene por encima del pantalón.
—Él está muy agradecido, Stellina.
Tome su labio inferior entre los míos estirándolo y chupándolo, para luego besarla como corresponde con la intensidad y calor que nos consumía.
La atraje hacia mí, justo cuando tocaron la puerta lo que hizo que me separara de ella, Hannah se rió de mí al ver que me levantaba del asiento con frustración para ir a abrir la puerta.
Son los botones del hotel que vienen para cambiar las sábanas para los nuevos residentes. Con Hannah agarramos nuestras cosas y salimos pasamos por recesión y luego ya nos vamos a la estación de Sevilla a Córdoba son casi una hora aproximadamente cuarenta minutos, los minutos más largos de mi vida, ya que Hannah solo escuchaba música y no hablaba, en cambio por mi lado intenté dormir porque ayer fue un día muy agotador.
Al llegar Hannah por fin empieza a hablarme.
— ¿Dormiste? —pregunta.
—Un poco.
— ¿Tengo hambre?
Fruncí mi ceño —Pero sí comimos hace una hora.
—No importa, no dejes para mañana lo que puedes comer hoy.
Le sonrío. Ella y sus palabras.
—Entonces, vamos por comida a un kiosco, después iremos a otro lugar y luego a almorzar algo, a las nueve tenemos un vuelo a Barcelona.
— ¿Cuánto dinero has gastado en todo esto?
—Se supone que yo perdí el trato, debería yo estar pagándote a ti, no tú a mí.
—Vale, pero recuerdas que hicimos un trato sobre que yo debía darte placer todas las noches, ese trato se rompió y yo perdí, por lo que ahora yo te debo a ti.
Hannah rodó los ojos mientras seguíamos caminando en busca de algún kiosco.
—Es distinto. Cuando volvamos a Los Angeles te diré lo que quiero.
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Por Nosotros© ✓
Romance(TERMINADA) A ella su pasado la atormenta, pero a pesar de eso siempre demuestra una sonrisa. Él frío, seductor y seguro. Ambos quieren tener el control. A Hannah Hudson le gusta jugar. Y a Alexander Bianchi le gusta ganar. Un trato excitante sobra...