49 | Estamos juntos.

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HANNAH HUDSON

No he logrado dormir nada, a pesar de que mis ojos y cuerpo se sienten terriblemente pesados no he dormido ni un solo minutos, abro y cierro los ojos varias veces seguidas.

Alex sigue pegado a mí con una respiración lenta y suave que golpea contra mi cuello sus brazos me rodean manteniéndome en un ambiente cálido, ya que por el frío tengo mi nariz congelada.

Ámbar se ha destapado varias veces las cuales me encargo de volver a taparla sin quitarle los ojos de encima. Mientras mi mano algunas veces se acerca ella y acaricia unos mechones de su pelo castaño.

Las horas pasan y sigo sin dormir hasta que amanece, me estiro un poco separándome de Alex para alcanzar mi celular que no he querido revisar, ya que ni ánimos tengo, noto que ya son las ocho y observo que tengo un mensaje de Oliver.

Oliver: Buenos días, estaré por allí a las once.

Oliver: Me conseguí un abogado para que nos oriente más en esto, él se irá conmigo.

Necesitamos hacer un par de cosas que quizás necesitaremos a ese señor que traerá Oliver.

Yo: De acuerdo, nos vemos.

Bostece y hundí mi rostro en la almohada, no había duda de que está muriendo de sueño, pero porque lo intente anoche no pude.

Sentí un suave movimiento a mi lado, no era Alex. Levante mi rostro para verla y estaba estirándose mientras entreabrió los ojos que se encontraron con los míos en segundos. Su cara seguía contra la almohada y parecía desorientada.

—Ámbar —pronuncié despacio — ¿Te puedo decir así?

Ella no se movió, ni nada, pero para mí era Ámbar y nunca la llamaría como le pusieron los demás. Un nudo afecto mi garganta, ya estaba harta de llorar y me prometí no hacerlo.

Alzo mi mano y con cuidado la cercó a su rostro corriendo unos mechones de su frente. Me sonríe.

— ¿Quieres comer algo? —cuestiono apoyando una de mis manos debajo de la almohada. Ella sigue sin responder, pero sonríe sentándose en la cama con el pelo revuelto —Tienes hambre.

Corro mi celular y me siento en la cama. Alex sigue dormido, es domingo y aún es temprano. Le doy un beso en la mejilla arrodillándome en la cama, Ámbar me mira cuando me separo de Alex. Le intenté sonreír saliendo de la cama con cuidado.

Tome una sudadera que estaba encima del sofá y me la coloco sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda.

—Eh...

Me acerco a Ámbar y al igual que anoche se me complica un poco tomarla, pero sé que ella me facilita la tarea estirando los brazos para que la cargara.

Ella se afirma a mi cuello con sus bracitos y me encargo de tomarla bien, encaminándome al armario, al entrar busco alguna manta no tan grande para tapar un poco a Ámbar del frío. Rebusco con una sola mano hasta obtener una que con cuidado pongo sobre la cabeza de ella haciendo que caiga por su espalda y me la acomodo mientras ella apoya su cabeza en mi cuello.

—Dejemos a Alex dormir —murmuro.

Salgo de mi habitación, al pasar por la puerta de Liv escucho la voz de Luke, pero lo ignoro bajando con cuidado las escaleras hasta llegar a la cocina. Miro todo donde pueda dejar a Ámbar mientras preparo las cosas, sin embargo todo parece demasiado peligroso para mi gusto.

Finalmente la deje encima del mesón rogando porque no se mueva mucho, ya que es amplio y grande, pero es alto y no le quita lo peligroso.

—Te dejaré aquí mientras preparo algo, no te muevas por favor ¿Me entiendes? —tomo su rostro para que se concentre en mí —No te muevas —repito.

Por Nosotros© ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora