CINCO AÑOS DESPUÉS.
HANNAH HUDSON
— ¡Stella, Ámbar dejen tranquilo al perro! —grité, las chicas no le soltaron la puta cola perro.
Stella ya tenía cinco años y Ámbar ya tenía los siete, Oliver, su padre se encargaba de llevarla consigo todos los fines de semanas y a veces iba por ella a la primaria. En cambio Stella estaba en casa todos los días y era cuidada por su nonu, señora de cincuenta años que se encargaba de cuidarla mientras con Alex estábamos en nuestros trabajos.
—Esas niñas te matarán algún día —llego la rubia a mi lado.
Sí, la rubia oxigenada.
La rubia se había vuelto en la niñera de las niñas los fines de semanas, luego que decidiera estudiar fotografía, una carrera no tan larga, podía venir a cuidar de Ámbar y Stella, seguía sin agradarme especialmente cuando estaba cerca de Alex, pero ya me había acostumbrado y tenerla por la casa era solamente algunos viernes o cuando se necesitara de emergencia. Si no, no la veía.
— ¿Sigues aquí? —pregunté.
—Ya me voy —dice a la defensiva —Solo venía a dejar estos vasos sucios.
Ella había venido hoy porque se lo había pedido de urgencia después de que el perro se tirara a la piscina y luego se refregara por el pasto. La rubia se quedó con las niñas y Frank mientras que yo le daba un baño al perro en la terraza, y luego tape la piscina.
—Ahora sí, adiós —se despide.
Mañana empieza mi residencia en el hospital general, termine mis semestres y me titule, era algo que aún no podía creer. Alex ya trabajo en la empresa que tenía aquí Alonso, se veía tan sexy con su traje y siempre con los primeros botones desarrollados, el pelo desordenado, aún no sé manejar mis hormonas y creo que nunca lo haría.
Termine tomarme mi café y salí a la terraza hay estaba Ámbar a un lado con su cuaderno para colorear y al otro lado estaban los dos más pequeños con el perro.
Perro que no era nuestro, sino que era de Luke, pero cuando Luke se volvió a España había decidió dejar al perro con nosotros, según él temporalmente, pero ya ha pasado tiempo y él vio que las chicas se encariñaron con el perro así que lo dejo acá.
La primera persona en notarme cuando salí a la terraza fue mi sobrino, Frank Hudson Graham, era el nene más precioso que había visto en mi vida.
— ¡Tía! —grito corriendo hacia mis brazos mientras que Stella lo seguía.
Se estrechó contra mis piernas abrazándome, le revolví el pelo y él levantó la mirada, me agaché y le besa la cabeza al mismo tiempo que Stella llegaba a nosotros y me daba un abrazo.
—Ámbar se volvió a enojar —confiesa Stella. —Dijo que ya no me quería.
Rodé mis ojos corriéndole su cabello negro.
—Déjala. Se le pasará sola.
Ámbar había dejado de ser la niña dulce, bueno si lo es, pero ya no como antes. Ahora parecía una adolescente aburrida del mundo y eso que solo tiene siete años, lo peor era cuando se enojaba con Stella o con Frank porque ambos son más chiquitos que ella y no saben defenderse.
No sé a quién había sacado ese carácter, pero cuando algo le molestaba se indignaba mucho y que para que te perdone era lo peor.
—Ámbar dijo que nosotros éramos malos y no debíamos jugar con el perro —dice Frank.
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Por Nosotros© ✓
Romance(TERMINADA) A ella su pasado la atormenta, pero a pesar de eso siempre demuestra una sonrisa. Él frío, seductor y seguro. Ambos quieren tener el control. A Hannah Hudson le gusta jugar. Y a Alexander Bianchi le gusta ganar. Un trato excitante sobra...