31 | Últimas horas.

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MARATÓN 5/5

ALEXANDER BIANCHI

Tengo unos niveles de confusión que son cósmicos, empezando porque nos quedan horas para viajar, no he vuelto a tener sexo desde que llegamos a Madrid solo nos hemos dedicado a recorrer, hablar y reírnos.

Sin embargo, ahora nos encontramos sentados en unas de las plazas más conocidas de Madrid estamos rodeados de gente, pero no dejo de sentir que en algunas horas nos iremos de aquí y todo acabara.

Affare finito, stellina —murmuro.

Hannah no logra escucharme, ya que está demasiado concentrada en mirar a las personas, además, parece perdida en sus pensamientos, tal y cuál como yo también lo estoy.

Mis pensamientos no son claros, todos estos días lo único que he hecho es aferrarme a Hannah intentando mantenerla cerca. Me gustaría poder hacer cosas nuevas con Hannah, poder experimentar más. Sé que Hannah me desea, pero yo además de desearla le tengo sentimientos, sentimientos que aún no puedo decir ni aclarar, pero que están presentes a diario.

—Creo que ya es hora que nos vayamos —dice Hannah ganándose toda mi atención.

—Sí —murmuré.

No puedo tener los mismos ánimos de antes, no ahora.

Ambos nos levantamos, rodeo con mi brazo sus hombros para seguir caminando hacia el hotel Meliá Barajas que queda a minutos de aeropuerto.

Al llegar tomamos nuestras cosas y volvemos a salir, durante estas dos semanas la he pasado genial y creo que hace tiempo que no me sentía tan feliz al lado de una chica. Me hubiese gustado tener más tiempo para poder mostrarle todo, sin embargo, se hizo lo que se pudo.

Hannah no ha hablado mucho, solo se dedica a mirar queriendo memorizar. Probablemente no vuelva a España, y si lo hace ya no será conmigo.

Ahora estamos esperando en el aeropuerto, ambos en completo silencio cada uno en su mente. Ya dejamos nuestras maletas, Hannah lleva tres, ya que lleva una pequeña llena de regalos para todos, incluso para Jack.

—Pasajeros del vuelo 9281 con destino a Los Angeles California —dicen por el micrófono —Favor de abordar por la sala dos.

Nos levantamos, Hannah me mira.

— ¿Y si nos quedamos una semana más? —Pregunta —Tengo dinero y te puedo ayudar a pagar el alojamiento.

—No podemos, Stellina —le beso la frente —Lo mejor es que nos vayamos.

Seguimos caminando, pero Hannah detiene el paso justo cuando estamos por ir a abordar.

—Me quiero quedar, en serio que me siento como una niña que está a punto de hacer una pataleta.

Tomo su mano —Pero ya no eres una niña, así vamos.

Por mí también nos quedáramos, pero debemos volver, además ¿Qué más vamos a hacer aquí? Ahora debemos dar nuestros exámenes, terminar nuestros estudios y muy probablemente cada uno por su lado.

Termino por convencerla para que avance, terminamos por abordar, nos dan las indicaciones para luego procesar con el viaje.

******

Después de casi catorce horas en el avión por fin llegamos a Los Angeles, el viaje fue tranquilo, con Hannah terminamos hablando un buen rato, ella me contó todo lo que le había gustado, lo bien que les había caído los gemelos y Pia.

Por Nosotros© ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora