46 | Anna.

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HANNAH HUDSON

—Saquemos esto.

Me alza la camiseta haciendo que eleve los brazos dejándome desnuda de la cintura hacia arriba. De un momento a otro me voltea dejándolo a él sobre mí haciendo que gotas de su pelo impactaran en mi rostro, sonreí.

Aún sigo molesta y furiosa por la rubia oxigenada, que se cree al venir y entrar a la habitación de Alex como si fuera su casa, más encima descarada al decirme que se lo quería tirar cuando sabe que estamos juntos. Aghh, rubia oxigenada y podrida.

Todos esos pensamientos desaparecieron al sentir como Alex quitaba mi pantalón de pijama junto a las bragas. Sí iba a pasar. Volvimos y puedo jurar que es lo mejor que he hecho en mi vida.

Cerré los ojos y entre abrí los labios cuando se posicionó entre mis piernas y acerco su rostro al mío, sus labios nunca llegaron a míos, pero si besaron mi mejilla y avanzaron a mi oreja para luego descender por el costado de mi cuello.

Flexione mis piernas y las enrollé en la cadera de Alex queriendo sentir más. Una de sus manos se deslizó desde mi vientre, costilla hasta apretar mi seno. Sus labios chuparon la piel de mi cuello y sus dientes mordieron donde se me marcaba la clavícula.

Apreté mis manos contra las sábanas intentando controlarme.

—Hoy debemos ir a la universidad —jadee cuando pellizca mi pezón con los dientes.

—Ni quería ir.

Chupa mi seno con necesidad y gimo cuando mueve sus caderas, presionando su erección contra mi pelvis.

Quería calmar la ansiedad que crecía con cada caricia. Deslice mi mano por su abdomen hasta el borde del jogger y bóxer hasta tomar su entre mis manos. Alex me alejo haciendo que lo soltara y mirara ansiosa.

Negó.

Jadeé —Alex, por favor.

—No.

Mordí mi labio inferior soportando lo que yo sentía como una verdadera tortura.

Sus manos se resbalan por los costados de mi cuerpo mientras sus labios bajan dejando besos húmedos por abdomen hasta arrodillarse a la orilla de la cama.

Sus dedos por fin hicieron contacto con mi necesitado clítoris, gemí, y estiro mi cabeza tensando mis pies.

— ¡Dios! —mordí mi mano cuando su lengua hizo contacto directo con mi clítoris.

Enrede mis dedos en su pelo intentando alejarlo cuando subió la intensidad penetrándome con dos dedos. Me tenía encendida. El deseo de apretar los muslos crecía mientras el cosquilleo en mi interior se extendía, pero él seguía moviendo los dedos y lengua teniéndome en el borde.

Cuando sentía que iba a explotar y caer en un orgasmo Alex se separó sin dejarme refunfuñar, tomo mis muslos elevando mis caderas, con una mano toma su miembro para luego penetrarme.

Se deja caer sobre mí afirmándose con un brazo mientras se empieza mover, envuelvo su cadera con mis muslos afirmándome a él al enrollar mis brazos en su cuello sintiendo el calor que transmite su cuerpo.

Su cara se hunde en mi cuello y le doy pase libre cerrando los ojos y gimiendo al sentir sus dientes. —Alex.

El ritmo aumenta y la intensidad sube. Relamo mis labios que están secos de tanto ser mordidos en un intento de callarme. Alex murmura cosas que no entiendo haciendo los movimientos más lentos, saliendo y entrando.

Un ardor y hormigueo me recorrió desde la nuca a la espina dorsal haciendo que arquee mi espalda liberando el orgasmo antes de escuchar un gruñido viril y sentir la eyaculación de Alex. Éxtasis total.

Por Nosotros© ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora