22 | Conociendo.

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HANNAH HUDSON

Escucho el horrible ruido de los gallos avisando el amanecer, abro mis ojos con pereza la cabeza de Alex descansa en mi pecho mientras sus brazos rodean mi cintura, su respiración es tranquila y en paz, su pelo está disperso e inclino mi cabeza para mirar las facciones de su rostro.

Anoche luego de varias secciones de sexo que no fueron tan seguidas, puesto que era como una rutina: beso, dedos, penetración, conversación, risas y volvemos a lo primero. Fue maravilloso, no suelo tener conversaciones y menos risas con los chicos, pero con Alex es todo diferente.

Mientras hablábamos después de caer rendidos él prometió darme un recorrido por la gigante mansión, como también prometió llevarme a lugares turísticos de aquí.

Me intento alejar hasta alcanzar mi celular que está en la mesa de noche, Alex gime con disgusto alejándose de mí, alcanzo el celular prendiéndolo: son las cinco treinta y cinco de la madrugada. Jodidos gallos.

—Que temprano —susurro.

Dejo el celular adonde estaba, refriego mis ojos sentándome en la cama para luego dirigirme al baño. Tengo la sudadera que Alex me presto, debajo no traigo ropa interior, tengo el pelo hecho un desastre y ¡Mataré a Alex! Tengo tres chupones bajando por mi mandíbula que son notorios, pero si los voy a poder cubrir con maquillaje.

Suspiro sacándome la sudadera, abro el grifo regulando la temperatura del agua, meto debajo bañando rápida para luego despertar a Alex, luego de salir me envuelvo en una toalla, seco mi pelo con una toalla para luego cepillar mis dientes, salí del baño y Alex seguía dormido. Entro al closet empezando a vestir; me coloco una cazadora debajo un top de tirantes blanco junto a un short demin y con zapatillas Nike negras.

— ¡Alex! —le grito desde la puerta.

Él ni se mueve así que me acerco moviéndolo despacio.

—Oye, Alex, despierta —golpeo su mejilla suavemente haciéndolo gruñir.

—Soy la bella durmiente —bromea sin abrir los ojos —Necesito a mi príncipe —alza una ceja — ¿O quizás una princesa, eh?

Reí.

—Sigue esperando, nene, porque yo no soy ni una princesa ni una príncipe, así que levanta porque me prometiste salir —él ríe.

—Entonces necesitaré un beso de Hannah Hudson.

Abre sus ojos grises, los cuales están achinados por haber dormido.

—No somos novios, Alex —murmuré —Somos amigos que follan.

Él rueda sus ojos.

—Pero me gustan tus besos, stellina.

— ¿Solo te gusta eso? —pregunto con picardía.

Intento desviar el tema, no es que no lo quiera besar porque por mí pasaría pegada a sus labios, pero no puedo besarlo como si fuéramos novios, cuando no lo somos.

—Me gustan muchas más cosas de ti —se sienta en la cama y rápidamente me ubica entre sus piernas posicionando sus manos en mi trasero.

—Admites que te encanto.

—Me gustas, Hannah, me gusta follar contigo —corrige.

No duele, solo duele cuando no dejas las cosas claras, en cambio con Alex se siente extraño ¿Disolución, capaz?

—No involucramos sentimiento, Alexander, solo me gusta brincar en tu pene y a ti follar mi vagina —soy sucia.

Él ríe apretando mi trasero.

Por Nosotros© ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora