51 | Sentimientos.

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MARATÓN FINAL (2/5)

ALEXANDER BIANCHI

—Alexander —pronuncia lento. —Creo que nunca te había escuchado hablar en italiano. Y es algo demasiado sexy para habérmelo perdido.

Suspire. He intentado evitarla todos estos días que he estado viniendo solo a la universidad, pero cada vez parece más imposible y ahora lo ha logrado, pillarme aquí solo.

— ¿Qué quieres, Camile?

—Pasaba a saludar —me sonríe.

— ¿Y a sentarte?

Agranda más su sonrisa relamiendo sus labios al poner un mechón de pelo detrás de su oreja.

—Me has pillado —pasa las manos por sus piernas y noto como levanta un poco el vestido —Hace tiempo que no nos vemos y el otro día en el baño fue muy cortó, me dejaste complacida, pero como siempre sigo queriendo más.

Suspiré pasando una mano por mi rostro, me acerqué y me apoyé en la mesa que ella tenía al frente.

—Ya no —digo. —Tú sabes que estoy en una relación, Camile. Y a pesar de lo bonita que eres, no me gustas tú.

—Pero...

—Esto es serio, Camile, de verdad que Hannah me gusta y la quiero demasiado por lo que entenderás que no la dejaré por un jugueteo tuyo.

Se queda callada y los segundos se me hacen eternos.

—De acuerdo, entonces cuando terminen tú sabes cuál es mi sala y mi casa —se levanta —Nos vemos.

—Adiós. —digo viendo cómo se aleja meneando las caderas.

Cuando está por llegar a la puerta esta se abre de casualidad el primero en entrar es Oliver junto a sus amigos. Camile los hace a un lado pasando y la mirada de Milton se conecta con la mía por unos segundos.

Lo ignoro y me siento en mi puesto esperando que lleguen los demás y el profesor.

Al término de las clases voy directo al baño y luego a la cafetería para poder comer algo, ya que no sé cuánto tiempo demoraré con Anna. Una vez listo salgo de la universidad yendo al estacionamiento.

Oliver ya está al lado de su auto y me da asentimiento cuando me ve.

—Me sigues —le digo y él asiente.

Me subo a mi auto y espero que Oliver encienda el suyo mientras pongo la dirección en el mapa del auto.

Minutos después ambos estamos afuera del hospedaje donde reside Anna. Me bajo del auto y me gano al lado de Oliver quien observa el lugar.

— ¿Vamos? —pregunta y asiento.

Nunca seremos amigos, pero que por lo menos intentemos tolerarnos y llevarnos bien.

Él es el papá de Ámbar y tiene mucho más derecho que yo en esto, yo solo quiero ser una ayuda. Y si puedo ayudar lo haré sin pensarlo.

Entramos y vamos directo a recepción, no es el mejor lugar por lo que nos dicen inmediatamente en la habitación en la que está. Oliver es quien golpea la puerta un par de veces hasta que sentimos los pasos apurados desde adentro.

Abren la puerta.

—Dije que no necesitaba servi... —se queda muda cuando me ve.

Y se le baja el color del rostro cuando ve a Oliver, aunque este le sonríe ella lo mira con cierto miedo.

Por Nosotros© ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora