Capítulo 4

1.3K 59 23
                                    

MARIZZA

Apenas podía creerlo. 

Pablo nunca había estado realmente con nadie.

- ¿Por qué?- pregunte suavemente, comprendiendo su nerviosismo.

- Yo no sé. - dice simplemente.

- Tú también me gustas. - Lo admito, para que puedas estar tranquilo.

Desde el momento en que lo vi en la escuela, sentí algo. 

Al principio fue divertido, me encantan las cosas imposibles, prohibidas, y él lo exuda. 

Todo en él estaba controlado, era predecible y lo saqué de su curva.

No estaba enamorada, pero ciertamente sentí algo por él.

Su novia era extraña y parecía frígida y falsa. 

Pablo, a pesar de todo su autocontrol, tenía algo en sus ojos celestes hermosos, pasión, ganas de vivir y me gustaría que pudiera sacarlo a colación.

- Yo te quiero. - Soy sincera y espero mientras él lo piensa.

- Yo también te quiero. - termina diciendo. Y eso fue suficiente para iluminarme.

- ¿Me quieres lo suficiente para entregarte a mí?

- Sí - susurra. Sonrío, loca por tenerlo.

Acerco nuestros labios y profundizo el beso.

Me atraía muchísimo, era un sentimiento inexplicable.

Nos besamos durante mucho tiempo, nos exploramos de una manera íntima e intensa, ese sería un recuerdo maravilloso, un momento propio.

La forma en que todo sucede es sorprendente y lo quería aún más después de eso. 

- Yo estoy enamorado de ti. - dijo mirándome a los ojos, y supe que estaba siendo sincero.

Estaba acostada encima de él, estábamos desnudos y el momento no podría ser mejor para una declaración. 

Me quedé callada, mirándolo, sin disimular mi hechizo.

- Quiero estar contigo. - dice finalmente.

- ¿Estás dispuesto a dejarlo todo por mí? - pregunto, sabiendo ya la respuesta.


*************

PABLO


Nada más importaba. Ni la fiesta de allá, ni mi familia ni mi novia.

Todo lo que realmente me importaba estaba aquí, Marizza.

Lo que había pasado entre nosotros nunca saldría de mi mente. 

Ella nunca dejaría mi mente.

Su olor, su sabor, su piel, su cabello, todo era perfecto.

Nada podría ser mejor que sentir su cuerpo junto al mío, sentir su calor y saber que ella es mía y yo soy de ella.

- No quiero hablar de eso ahora. - acaricie su espalda ligeramente.

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora