Capitulo 2

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Presente

Abrí mis ojos y la luz de la mañana, la cual entraba por la ventana, me cegó y tuve que.parpadear un par de veces para acostumbrarme.a ella.

Resoplé y me senté contra las almohadas que descansaban en el respaldar de la cama. Hoy se cumplía un año más de ese fatídico día donde
mi vida cambió para siempre y los dos seres que.más amaba se fueron de mi lado.

Una lágrima resbaló por mi mejilla y la limpié antes de que.alguien la pudiera ver. Todavía tenía pesadillas de lo poco que recodaba de ese día, pues mi cerebro había hecho un buen trabajo en bloquear la mayoría de lo sucedido y eso me tranquilizaba.

Cerré mis ojos y pasé mis manos por mi vientre plano, el cual nunca pude ver grande ni tampoco sentir a mi bebé moviéndose dentro de mí, ya que
apenas era una semilla cuando la vida me lo arranco de las entrañas. Mi pequeño angelito fue sepultado junto a su padre y, aunque era demasiado pronto para saber su sexo. para mí
siempre fue un él. Un niño que tal vez se hubiera Ilamado como su padre.

Estuve convaleciente y sedada cuando los padres de Simon decidieron celebrar el funeral, me robaron la oportunidad de despedirme de ellos.

Cuando me desperté de mi sueño inducido por los fármacos, solo lloraba por lo sucedido, por lo que había perdido por culpa de un conductor
imprudente, quien nunca fueron capaz de hallar.

Después de dos años de investigación, cerraron el caso por falta de evidencia, aunque luché con uñas y dientes para que se abriera, pero fue en vano.

Una infinidad de veces pensé en suicidarme, pues no podía soportar vivir sin ellos y el dolor que estaba sintiendo no me dejaba pensar con
claridad. Traté acabar con mi vida y casi lo consigo, si no fuera porque una vecina llamó a mi puerta en el momento que el filo de la navaja tocó
mi piel, yo hubiera muerto desangrada en el piso del baño. Ella fue un ángel que me salvó de cometer el peor error y es que la desesperación no era la mejor consejera de uno.

-Buenos días, preciosa -dijo una voz que me hizo estremecer de pies a cabeza.

Abrí mis ojos y me encontré a Pablo caminando hacia nuestra cama.
mi salvavidas personal, pues me había salvado de mi propia destrucción luego de mi intento de suicidio.

Después de recuperarme de mis heridas físicas, pasé llorando en el departamento donde viví Simon. Mi prometido había dejado todas
pertenencias a mi nombre y un fideicomiso que sus abuelos maternos tenían para él cuando contrajera matrimonio. El seguro de vida y el del
automóvil también me fueron entregados para que hiciera uso de ese dinero a mi antojo. Sus padres no estuvieron contentos e intentaron
apelar esa decisión, pero no sirvió de nada ya que Simon hizo su testamento cuando me había pedido matrimonio, meses antes del accidente que acabo con su vida.

-¿Cómo estás? -preguntó y volví al presente.

Me dio una taza de café mientras besaba mi frente, se sentó a mi lado y me observó fijamente.

-Bien -sonreí de manera falsa.

Pablo pensaba que había superado todo lo sucedido y que mi amor por Simon ya no existía, pero todo era una vil mentira que había creado para él. No podía olvidar de la noche a la mañana
a las dos personas que amé con todo mi corazón y mi ser, que me hicieron feliz con solo su presencia.

Era difícil no pensar en ellos y en lo
que había perdido, en todo lo que fue arrancado de mí. El futuro que cree a su alrededor se evaporó. Intenté con todas mis fuerzas olvidar a Simón, sin embargo, no podía borrarlo de mi
corazón ni de mi mente.

Tuve que deshacerme del departamento que compartimos, hace mucho tiempo, porque no podía estar entre esas paredes sin recordar todo lo que habíamos vivido juntos. Las noches de pasión desenfrenada o las cenas tardía.

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora