Capitulo 2

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PABLO

-¿Nunca volviste a hablar con ella? - la voz de Manuel me llama la atención. 

Niego con la cabeza. 

-No he hablado con ella desde que la dejé en su boda. 

-¿No sientes la menor curiosidad por saber cómo estaba?. Quiero decir, has escrito muchas canciones sobre ella a lo largo de los años. 

—No puedo simplemente acechar a la chica, Manu- me saco la camisa sudada por la cabeza, desesperado por que el aire acondicionado mejore la atmósfera. 

Esta noche es un horno, Nueva York está teniendo el peor verano de todos, estoy seguro. 

-¿Ni siquiera quieres saber cómo está hoy?-  lo miro como si acabara de decir que va a asesinar al presidente - No me mates, pero hombre, no te olvidaste de ella, has estado dando vueltas en tu mente durante años con Marizza y ahora, tú estás cavilando. 

-No estoy cavilando. 

-Oh, claro, entonces ¿por qué siempre estás tocando la misma canción? Empezaste a escribir esa maldita canción hace seis años cuando la viste en Seattle. 

Es cierto que comencé a escribir esa canción por ella, me sorprendió mucho verla caminar apresuradamente por las calles de Seattle, era tan diferente. Con el pelo más corto de otro color, se veía más delgada, pero su rostro tenía el mismo tono angelical y la luz que recuerdo. 

La misma canción ha estado latiendo en mi cabeza desde entonces, esta mierda que nunca he podido terminar, ni siquiera dar un título. 

No es difícil si estás conmigo
Enfrentar el destino
Y animarse a seguir

Es esa alegría tan fuerte
De contar con mi gente
Que me impulsa a sentir

No puedo salir de esas malditas estrofas, es como una frase que sigue resonando en mi mente y nada de lo que escribo puede igualarlo, han pasado tantos años y me siento cada vez más frustrado. 

-Creo que deberías buscarla. 

- No seas estúpido. - reviso los papeles sobre la mesa, buscando la letra de la canción en la que estoy trabajando ahora. 

-En serio, puedes tomarte unos días libres hasta el próximo programa y aparecer donde sea que esté, charlar o lo que sea, dar una serenata de amor profundo. 

Levanto el dedo medio. 

-¿Qué parte de ella está casada, no entiendes?

-Oh, así que si no lo estuvieras, ¿lo harías?- abre una sonrisa estúpida que me dan ganas de darle una piña. 

- Idiota. 

Se ríe aún más fuerte. 

- Estás asustado, llámala, sé que tienes su número porque Pilar me dijo que le pediste que lo consiguiera. 

Contengo un suspiro porque incluso soy patético en este punto, y le pido a mi agente que obtenga su número. Aunque ni siquiera fue difícil, todo lo que hice fue una llamada a sus padres en Navidad y Pilar estuvo encantada de hacerla

-No llamaré, punto. 

- Cobarde. 

-No tienes nada más que hacer, ¿verdad? ¿Como salir de mi camino? 

-¿Quieres que me arroje a la carretera desde un auto en movimiento? Pensé que eramos amigos. - finge estar ofendido. 

El sonido de su teléfono celular atraviesa la atmósfera y agradezco a Dios por eso.

Lo quiero mucho a Manuel, pero no hasta el punto de querer aguantar su pequeña charla todo el tiempo que estamos de gira, especialmente cuando habla de Marizza, lo que sucede todos los días. 

Maldito día, bebí demasiado y me metí la lengua en los dientes. 

-¡Benito, toma la próxima curva!- me asusto cuando Manuel le grita al conductor de la camioneta.

- ¿Qué sucedió? 

- ¡En esa curva! - le indica a Benito ignorándome, Manuel se levanta y camina hacia el asiento del conductor con su teléfono celular aún pegado al oído. 

¿Qué carajo ...?

- Ey! 

Casi me golpeo la cabeza con la ventana cuando el vehículo gira a la izquierda peligrosamente rápido, poniéndonos en la dirección opuesta. 

- Directo al Golden Gate Memorial. - me asusto cuando menciona el hospital más grande de la ciudad. 

-¿Qué diablos está pasando?- me mira con pesar, haciéndome sentir que se me encogen las entrañas- Habla Manuel. - demando. 

-Será mejor que te sientes.

Ni siquiera me di cuenta de que estaba de pie frente a él, pero sus palabras hicieron que mi cuerpo se sentara automáticamente, mirándolo con escalofríos por mi espalda.

Me pregunto si algo le pasó a mi familia. Mi mamá vino al concierto y ... 

-Cuando le pediste a Pilar que hablara con los padres de Marizza sobre el envío de sus regalos de Navidad, le dieron tu número y dirección de aquí en Nueva York

-¡¿Qué?!

- Le pedí también a Mia que la vigilara, ¿sabes? En caso de que quieras ponerte en contacto, etc., porque, sinceramente, es patético que sigas huyendo en lugar de afrontar la situación de frente. 

-Manuel, ¿puedes decir de inmediato qué diablos está pasando - me estreso, sintiendo mi corazón latir en mis oídos- ¿Qué carajo tiene que ver el hospital con Marizza?

Suspira y vuelve a sentarse frente a mí. 

-Ella acaba de ser ingresada en el hospital. 

-¡¿QUÉ?!

-Su marido la agredió. 

Estoy tan estático que creo que mi cerebro ha dejado de funcionar. Un torbellino de emociones me invade. Respiro profundamente, sintiendo mi cara mojada y mis puños apretados con tanta fuerza que veo que mis dedos se ponen blancos. 

- ¿Ella está bien? - mi voz es un susurro. 

- No lo sé todavía, pero pensé que tal vez quisiera verla ...

- Llama a Pilar. - le digo con más firmeza, sobresaltándolo por el tono frío. 

- Pero…

- ¡Rapido Manuel. Maldita sea!

-Está bien, está bien, ¿qué quieres que diga? - pregunta marcando el número. 

- Que llame al equipo legal, pondré a este idiota en la cárcel. 

Veo una sonrisa cortar sus labios, luego una expresión de aprensión llena su rostro. 

- Y la niña ...- intentó comentar el conductor

-¡Benito! - lo llamo, interrumpiéndolo. 

- ¿Señor? - escucho el tono bajo del conductor. 

-Rompe el límite de velocidad, necesito verla urgente





Continuará....

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora