Capitulo 1

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Camila




Llego tarde. ¡Muy tarde!

Corro tanto como puedo usando tacones.

Bajo las escaleras al primer piso y empujo a través de las puertas dobles hacia el comedor, encontrándome cara a cara con una bandeja llena de ... ¡¿ es gelatina ?!

- ¡Santo cielo!

-¡Camilaa!"¡¿Estás bien?! - siento que mis brazos se levantan incluso antes de que pueda registrar lo que realmente está sucediendo- Lo siento mucho. ¿Estás bien?- escucho la suave voz de Luisana.

-No está bien- resuena el tono brusco de Benjamin- ¡Casi matas a mi novia!

-En mi defensa, estaba quitando la gelatina de frutillas de la mesa porque ella es alérgica.

- Y acabas de tirarlo todo, ¿es si quieres dejarme viudo antes de que pueda casarme?- miro hacia arriba y veo los ojos celeste furiosos de Benjamin.

Una pequeña sonrisa corta los labios de Felipe y una mirada cautelosa a Luisana, su esposa.

-Miren, chicos, estoy bien- intento recomponerme, ignorando el dolor que sube por mi columna por la caída- No tragué gelatina, ¿de acuerdo?

Miro a Benjamin, que todavía me mira como si pudiera colapsar frente a él.

-Estás cubierto de eso- se nota, preocupado.

- Mira el lado bueno, te ves deliciosa - bromea Felipe.

-Una palabra más y haré que te tragues los dientes- Benjamin aprieta los puños, tenso.

-Está bien, está bien, no más peleas de machos alfa. Me voy a cambiar esta ropa y empiezas la reunión, ya llego tarde.

-¡Pero es tu boda! - Luisana interviene por primera vez.

-No me voy a casar sola, Benjamin puede empezar y luego me contará- intento mostrar simpatía con una sonrisa, pero simplemente se desvanece.

Sí, este va a ser un largo viaje hasta el altar ...


                            ********

Hace dos años, cuando termine mi trabajo en la agencia de eventos. Creo que estaba nevando, no lo recuerdo, solo recuerdo que me asaltaron a una cuadra de casa. Todas mis pertenencias fueron llevadas en la bolsa, ni siquiera tenía la llave del apartamento.

Ir a la comisaría era inútil, ¿cómo podían atrapar a los asaltantes encapuchados? Es como buscar una aguja en un pajar.

Le pedí al portero que me abriera la puerta y me consiguiera una nueva cerradura.

Dos días después, con un celular nuevo y tratando de arreglármelas sin mis documentos, recibí una llamada.

Alguien de buen corazón encontró mi billetera tirada en la calle.
Después de todo, hay buena gente en este mundo.

Asi conocí a Benjamin.

¿Fue el tipo que encontró mi billetera?

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora