MARIZZA
A la mañana siguiente, Luján y yo salimos hacia el hospital para visitar a Florencia.
Una hermosa chica, dulce y tierna que le ha tocado pasar por muchas cosas en tan corta edad.
Su cabello ha desaparecido por completo por la quimio, lucía triste por la pérdida de este pero feliz de haber superado esta terrible enfermedad.
-No debes preocuparte por eso, ya crecerá o le puedes decir a tu padre que cuando se le caiga el resto de pelo te lo guarde y podemos hacerte una peluca
La habitación se llena de risas, todos observan al señor Fernández que ríe por mis ocurrencias, él es un hombre de unos cuarenta y tantos que dentro de poco iba a quedar calvo de forma natural.
-Eres increíble, me alegra conocerte- dice Florencia.
-Y a mi también me alegra haberte conocido- acaricio su mano.
-Tienes un cabello increible
-¿Te parece?- desde que llegué lo he tenido atado por el calor, mi cabello llega un poco más abajo de mi cintura, siempre lo he cuidado y mi madre odia que me lo corte.
-¿Qué tan largo lo tienes?- quito mi sombrero y suelto mi cabello- ¡Es muy hermoso suelto!- empieza acariciar mi cabello con delicadeza- Espero que algún día tenga de ese largo
-Lo vas a tener- la puerta se abre y entra un chico que al vernos se sonrojo.
-Buenos días... Pensé que estaba sola - el chico luce de uno o dos años mayor que Florencia, de inmediato ella se sonroja a pesar de lo pálida que está. el chico viene con otra chica de la misma edad de Flor y se acerca a abrazarla.
-Nosotros iremos a la cafetería- dicen sus padres -No sea cosa de que se vayan a molestar y nos saquen a todos por ver tantas personas en la habitación
-Vamos con ustedes, ellos parece que quiere privacidad para besarse- suelto como si nada. Sus padres se detienen y abre los ojos sorprendido, Florencia y los chicos lucen asustados y Luján ríe a carcajadas.
-No les haga caso, esta mujer está loca- me doy la vuelta y le guiño mi ojo a los chicos y salgo riendo junto con los padres de la chica.
-No podemos negar que se gustan- dice su madre.
-Nacho es un gran chico- dice Cecilia, la madre de Florencia- El ha estado muy pendiente de mi hija y la ha ayudado con todo este proceso a no desvanecerse- suspira -Nosotros tambien estamos agradecidos con el muchacho y sus hermanos, son grandes chicos, es una pena por todo lo que ha pasado
-¿Qué ha pasado?- pregunté.
-Sus padres murieron en un accidente y el chico se está haciendo cargo de sus seis hermanos
¿Seis?- exclamó -¿Acaso no sabían sobre los anticoceptivos?- los señores Fernández ríen -¿Y cómo es eso que se está haciendo cargo de los chicos?- pregunto
-Sus padres murieron hace dos años y no tienen familia. Mi hermano, los señores Fernández y varias personas del pueblo los ayudamos para que a los chicos no les falte nada y puedan seguir estudiando- me cuenta mi amiga
-En este momento ellos viven en nuestra casa - dice la señora Cecilia - Nacho nos ayuda a cuidar la hacienda mientras nosotros permanecemos con nuestra hija
-¿Qué edad tienen?- llegamos a la cafetería y el señor Fernández hace la fila para traernos algo de comer mientras nosotros nos sentamos en una de las mesas.
-Nacho tiene 17 años. Natalia, que entró con Nacho a la habitación tiene 15, Esteban 13, Diego 10 y las gemelas 6- dice Cecilia - Pero ahora hay un problema
-¿Qué sucede?- pregunta Luján.
-Vamos a tener que vender la hacienda
-¿Por qué?- preguntamos al mismo tiempo Luján y yo.
-Ya no queda dinero y debemos pagar las cuentas del hospital, con lo que nos había dado Pablo pudo ayudar, pero han sido dos años de lucha con nuestra hija, los medicamentos, la habitación- su voz se quiebra. Su esposo llega y se sienta al lado de su esposa.
-¿Ya le disjiste?- su esposa asiente sollozando en su hombro - Todo esto se ha complicado, no sabemos que hacer - dice con pesar - Le debemos dinero, no solo a Pablo, varias personas nos han prestado dinero y lo único que queda es vender para poder pagarles
-Tu hermano quedó en hacerse cargo de los chicos cuando vendiéramos la hacienda, por lo menos tendrán donde vivir- Luján toma las manos de la señora Cecilia.
-Todo va a salir bien, ya lo verá- me mira de reojo y le guiño un ojo.
-Don Ricardo, le puedo hacer una pregunta- digo y asiente - ¿Qué está dispuesto a hacer por dinero?- ambos señores se miran.
-¿Como asi?- me pregunta - Todo lo que sea menos matar- hago una mueca.
-¡Rayos!- digo - Yo estaba esperanzada para que me hiciera un trabajito- Luján ríe dándome un codazo.
-¿Que quiere decir?- niego riendo y tomo las manos de ambos.
-No me hagan caso, la mayor parte del tiempo estoy bromeando- encojo mis hombros -Pero esto que les voy a decir quiero que se lo tomen en serio y que acepten
-¿Qué cosa señorita?- mira a su esposa- Ya me está asustando.
-Se que apenas nos conocemos, tan solo que... ¿Unas horas?- asiente -Tengo dinero, quiero darles el dinero que necesitan para pagarles a todos los que le deben más la cuenta del hospital- abren sus ojos.
-¿Cómo cree que vamos a aceptar algo asi?- dice el señor Fernández- apenas nos conoce, además no tengo como pagarle ese dinero, solo queda la hacienda- mira a su mujer - A no ser que quiera comprarla
-No se preocupen por mi, no necesito una hacienda ya tengo una- miro de reojo a Luján- Dentro de poco me casaré con Pablo y compartiremos la hacienda, después lo convenceré que nos desagamos de su hermana y quedarnos las tierras él y yo - encojo mis hombros y ellos me miran como si estuviera loca.
-Estupida- dIce Luján riendo.
-Miren, ustedes son buenas personas y han hecho una increíble labor con esos niños- digo mirándolos - Y no crea que no van a tener su recompensa, Dios no se queda con nada y me ha enviado a retribuirles - los ojos de la señora Cecilia se llenan de lágrimas.
-No lo puedo creer- dice la señora Cecilia mirando a su esposo.
-Pero es mucho dinero- dice Ricardo preocupado.
-No importa el dinero - sonrío - Tengo dinero suficiente para ayudarlos.
-¿Eres rica?- pregunta Cecilia -Disculpa la pregunta- baja su rostro tímida -Es que eres tan joven
-Digamos que tengo algo de dinero- digo -Pero no le digan a nadie, no quiero que las personas del pueblo piensen que hago caridad porque eso no lo hago, yo ayudo a las personas que realmente necesitan y ustedes me necesitan, lo otro se encarga mis padres
-Pero será un préstamo- dice Ricardo- Aunque no se cómo pagárselo
-Voy a darle un buen dinero para que invierta en su hacienda y pueda levantarse de nuevo y me pueda pagar en unos años, esto es una deuda a largo plazo, no tiene porqué preocuparse y hablare con mis abogados para dejar claro esto
-No sabemos como agradecerle- dice la señora.
-¿Qué tal si me presta a su marido y que le haga un baile erótico a Luján?- la señalo y de nuevo se quedan sorprendidos -Es broma, es broma- la tensión desaparece y empezamos a reír.
Estas son personas maravillosas que pasan por circunstancias lamentables y estoy dispuesta a ayudarles.
Continuará.....
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PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILA
ContoHistorias cortas de Pablizza y Benjamila Son historias de pocos capítulos las publicaré en esta sección No habrá maratones ya que son historias que no tienen muchos capítulos y serán actualizadas diariamente Pueden haber también historias que incl...