PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILA

Siempre Rebeldes cap 1

El cálido sol de verano casi incineraba con sus rayos, no había ni una sola nube en el cielo detrás de la cual se escondiera ni por un rato.

La brisa del océano también era cálida, el viento apenas atrapaba las velas de un pequeño barco, que navegaba lentamente hacia la orilla arenosa.

Los jóvenes detrás de él comentaron con alegría las próximas vacaciones en un resort de lujo, que estaba ubicado a orillas de esta pequeña isla, escondida en este paraíso.

Manuel volvió a lanzar una mirada atenta hacia la isla, solo los techos rojizos de los balcones asomaban al edificio alto, blanco como la nieve, sumergido en frondosos arbustos verdes.

Suspirando profundamente, volvió a recordar las palabras de su jefe sobre qué tipo de personas y qué tipo de cosas están sucediendo allí, y lo más importante, que tendrá que resolverlo por su cuenta para que otros oficiales dejen de considerarlo un aprendiz.

El barco está amarrado a la orilla. Los primeros pasajeros partieron rápidamente a lo largo de un camino ancho bordeado de pequeños piedras lisas y arbustos bajos de rosas con flores de color rosa claro que se extendían a lo largo de los lados.

Manuel caminaba lentamente detrás de todos, mirando cuidadosamente a su alrededor, estudiando el área.

Había flores y vegetación por todas partes, la arena dorada brillaba a la luz como piedras preciosas. Y el único pensamiento que apareció en su cabeza de toda esta vista fue que este lugar es un verdadero paraíso, es una lástima que no todo sea tan hermoso aquí.

El espacio de oficinas del complejo era mucho más fresco, gracias a la brisa que entraba por las ventanas abiertas y las cortinas de seda blanca soplaban detrás. La habitación era espaciosa, había bancos de madera contra las paredes, a los que acababan de llegar los invitados, en el suelo y en los estantes había macetas, acuarelas en marcos de madera.

En la recepción estaba una joven rubia que estaba hablando con una dulce sonrisa a los invitados recién llegados.

-¡No se preocupe, los aceptaremos a cada uno de ustedes! - protestó gentilmente, quitando de su rostro uno de los mechones de su cabello, escondiéndolo detrás de su oreja.

Manuel decidió mirar un poco mejor a su alrededor y se fue a otra habitación, que resultó ser un gran comedor espacioso, familias enteras estaban sentadas en las mesas, sonaba música suave, muchachas lindas-camareras llevaban platos de comida en bandejas.

Y entonces Manuel recordó que había desayunado hace tres horas, si no más. Tenía muchas ganas de comer algo.

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Marizza estaba increíblemente aburrida, estaba cansada de las conversaciones tontas y poco interesantes de sus padres, siempre eran lo mismo: dinero, poder y otras tonterías que no le interesaban en absoluto.

Y cuando una figura masculina desconocida apareció frente a su mirada, Marizza se animó.

Era absolutamente diferente a los muchachos que estuvieron dando vueltas aquí todo el verano.

La ropa de un chico sencillo, en lugar de camisas y trajes caros, era algo nuevo e intrigante.

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