Pablo no había vuelto a casa después de varios días y sabía que no era por turnos extras en el trabajo.
Me dolía su abandono, pero era lo que yo misma habia sembrado y ahora cosechado.
Suspiré y me levanté de la cama, un mareo me invadió y me agarré de la mesita de noche, a mi lado, para
no caerme al suelo. Últimamente estaba
sintiendo muchos mareos y náuseas a cualquier hora del día, así que estaba segura de que no era nada normal.Esperé unos minutos en esa posición, esperando sentirme mejor antes de erguirme recta, aunque mis piernas estaban demasiado débiles para
soportar mi peso, el cual no era mucho pues apenas había estado comiendo esa semana.Me encontraba harta de esa situación, así que era momento de ir al médico y saber qué era lo que tenía, que me mandara algo para mi feo malestar.
Tomé una respiración y arrastré mis pies hacia el baño, ya que necesitaba darme una ducha y prepararme para salir.
«Espero poder desayunar», supliqué.
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Una hora después, me encontraba sentada en una sala de espera leyendo una revista de farándula, en la cual salían personas que ni conocían y tampoco quería conocer. Pasé las
hojas rápidamente y resoplé ya que estaba aburrida de tanta espera, pues necesitaba saber qué era lo que había mal en mí.Dejé la revista encima de la mesita que estaba a mi lado para poder sacar mi celular de mi cartera y revisar mi correo electrónico, en el cual tenía varios emails de pedidos de algunas obras que se habían hecho famosas con el paso del tiempo, pero siempre me negaba a hacer duplicados.
El primer lienzo era el que valía, pues era en el que plasmaba todo mi dolor y sufrimiento. Mis obras eran únicas en existencia, solo una copia y listo.
Era suerte si podías comprar de la que te habías enamorado antes de que alguien con más dinero decidiera a serla de su propiedad.
-¿Señora Andrade? -preguntó una voz dulce y alcé mi cabeza para ver a una enfermera detrás del cubículo.
-Soy yo- me levanté de la silla mientras
guardaba el teléfono en mi bolso.-Sígame, por favor.
-La doctora Paz estará con usted en unos minutos -informó la enfermera- Puede tomar asiento y esperar, por favor.
-Gracias.
Ella me sonrió antes de cerrar la puerta
dejándome sola en la habitación y tomé asiento mientras respiraba lentamente por la nariz para calmar los nervios.Saqué un cuaderno de dibujo para empezar un boceto, ya que tenía una idea taladrándome para que la plasmara y si no le hacía caso, sería peor. Hice unas líneas en la hoja
en blanco y poco a poco el dibujo cobró vida, permitiéndome plasmar lo que sentía y pensaba.Después de varios trazos, unos ojos azules me saludaron y di un pequeño grito dejando caer todo lo que había en mis manos justo cuando la puerta se abría para revelar a una doctora.
-Soy la doctora Paz -anunció, ingresando a la habitación. Se acercó a mí y estiró su mano para que yo la estrechara-. Señorita Andrade, ¿qué
la trae por aquí el día de hoy?-Llevó unos días con mareos y nauseas- murmuré, recogiendo mis cosas antes de erguirme para sacudir su mano.
-Tome asiento, por favor- señaló la silla
delante de su escritorio mientras ella se sentaba.
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PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILA
NouvellesHistorias cortas de Pablizza y Benjamila Son historias de pocos capítulos las publicaré en esta sección No habrá maratones ya que son historias que no tienen muchos capítulos y serán actualizadas diariamente Pueden haber también historias que incl...