FINAL

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Soy tuya

Entonces respiró hondo abriendo una enorme sonrisa. Se levantó rápidamente lo mejor que pudo, golpeando el panel que la separaba del conductor.

- Joven, deténgase ahora.

- ¿Por qué quieres que se detenga Camila? - preguntó su madre confundida, ella la ignoró y siguió gritando al conductor que se detuviera.

Él accedió a su petición y aparcó junto a una acera.

- Mamá, discúlpame- le dijo con una sonrisa forzada a Andrea quien bloqueó la entrada.

- Tu no te vas de aquí. ¿Qué te pasa niña?

- Me desperté mamá. Acabo de despertarme- respondió tratando de pasar junto a ella que aún estaba frente a la puerta.

Camila puso los ojos en blanco y salió por la otra puerta casi cayendo al piso cuando salió. Se llevó una mano al corazón y corrió hacia la acera encontrando a su madre con los brazos cruzados y una expresión furiosa en su rostro.

- ¿Qué crees que está haciendo Camila Bordonaba? No puedo creer que vayas a dejar plantado a Carlos en el altar. - dijo indignada.

- No puedo hacer eso mamá. No puedo casarme con alguien que no amo solo para satisfacer tus deseos. No soy tu marioneta, no soy una extensión de lo que no eras. No me uses para vivir una vida que no tuviste- dijo acusando a su madre tratando de contener la amenaza de derramar algunas lágrimas, pero Camila pronto se recuperó, no colapsaría tan fácilmente.

- Siempre hice lo mejor por ti. Las mejores escuelas, los mejores cursos y las mejores empresas, ¿y así me lo agradeces? - preguntó acercándose y sujetándola de la muñeca- Entrarás en ese coche ahora y te casarás con esa maravillosa persona que te está esperando - ordenó tirándola hacia adentro, pero Camila logró deshacerse de su mano, mirándola incrédula con lágrimas en los ojos.

- No creo que me obligues a casarme. No puedo creer que después de todo lo que te he dicho, después de todo lo que hemos pasado, todavía quieras escribir mi vida. Yo no voy a casarme- gritó dándole la espalda y comenzando a caminar decidida.

- Carlos te quiere Camila. No le hagas esto- dijo furiosa al verla mirándola con una pequeña sonrisa.

- ¿Qué no le haga qué? ¿Darle la oportunidad de ser feliz con alguien que realmente lo ama? Si eso es lo que estoy haciendo, lo hago con el mayor orgullo- dije aliviada.

- ¿Vas a tirarlo todo por su culpa?- preguntó irritada, incapaz de pronunciar el nombre de Benjamin.

- No solo por él, lo estoy haciendo por mí- respondió, él sintiendo por la mirada que su madre le dirigió que no sería perdonada en el corto plazo- Me canse mamá. Seguiré mi vida de la manera que me haga feliz- habló dándose la vuelta de nuevo- A pesar de todo, todavía te amo- gritó antes de correr ignorando a la gente que la miraba confundida y los gritos de frustración que soltaba su madre.

Se eligió a sí misma y en medio de esa elección estaba él, el motivo de su sonrisa, las mariposas animadas en su estómago.

Corrió mucho tiempo en círculos para descubrir que solo necesitaba un pequeño descanso para recordarse a sí misma lo bien que se sentía ser ella misma.

En cuanto a él, viajó por todo el mundo para olvidarla, cuando la vio esa mañana se dio cuenta de lo tonto que era pensar que algún día podría olvidar esa dulce sonrisa. Miradas indiscretas y ese enorme corazón que siempre pone a los demás frente a él.

En ese momento estaba abrazando a la pequeña novia que lloraba en sus brazos.

El bar se detuvo para mirarlos y se desconectaron del mundo.

Ella se apartó un poco, mirándolo intensamente, se perdieron en la mirada del otro, se hundieron en ese sentimiento tan puro e intenso.

La letra de la canción calmó los corazones de dos almas que finalmente se encontraron, de una manera revuelta y confusa, pero igualmente mágica.

Antes de que se acabe el frío, daré lo mejor de mí.
Y nada me detendrá, excepto la intervención divina.
Creo que es mi turno de nuevo para ganar o aprender algo

. Aún no puedo creer que estés aquí. - susurró suavemente secándose las lágrimas mientras la miraba con una sonrisa emocional.

- Aquella noche me preguntaste si te elegiría y ahora refuerzo la respuesta, mil veces sí- confesó llevándo la mano a la cara haciendo una caricia en su mejilla.

Bueno, abre tu mente y ve como yo
Abre tus planes y maldita sea, eres libre
Mira dentro de tu corazón y encontrarás amor, amor, amor, amor

- Te amo Camila Bordonaba. Todos estos años que pasé tratando de olvidarme de ti solo reforzaron ese sentimiento. Cuando supe que te ibas a casar sentí un dolor que nunca imaginé que sentiría, pero cuando Micaela me dijo lo triste que estabas vi la oportunidad de hacerte feliz. Nunca quise terminar con tus planes, causar una pelea en tu familia o terminar tu matrimonio, solo yo- continuaría si no hubiera sido interrumpido por ella empujándolo hacia un beso apasionado.

Ella lo atrajo más cerca sintiendo sus manos apretarse en su cintura tratando de traer sus cuerpos lo más humanamente posible.

La piel contra la piel, las respiraciones mixtas, la colisión de cuerpos provocando una explosión de sentimientos los involucró aún más en ese pequeño universo que ellos mismos crearon.

Así que por favor no, por favor no, por favor no
No hay necesidad de complicarnos
Porque nuestro tiempo es corto
Esto es, este es, este es nuestro destino, ¡soy tuyo!

Se separaron sin aliento sin noción de tiempo o espacio. La gente los veía encantados sin tener el valor de despertarlos de ese pequeño mundo.

El jefe de Benjamin, un romántico incurable, los miró con una sonrisa plasmada en su rostro.

Cualquiera que los vio sabía que había un sentimiento único que era compartido por ambos, un sentimiento que tiene cuatro letras e infinitos significados.

Este sentimiento se expresa en actitudes, pequeños gestos o de la forma más común, en tres palabras que no se deben decir al viento, sino susurrar a quienes lo merecen.

- Te amo Benjamin Rojas- declararo pegando sus frentes y cerrando los ojos para disfrutar de su presencia.

- También te amo Camila Bordonaba - habló simple haciéndola sonreír.

- ¿También ahora que soy una fugitiva? - preguntó abriendo los ojos y compartiendo con él una sonrisa que contenía un brillo apasionado en sus ojos.

- Yo te amo- dijo tirando de ella para darle otro beso, el segundo de muchos que seguirían esa noche, y por todos los días que pasarían juntos.



Fin




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Espero que les haya gustado esta pequeña historia

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