Capitulo 9

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Mis manos temblaban del miedo y tomé una fuerte respiración para darme valor de dar un paso al interior del cementerio.

Había caminado hasta ese lugar y mis piernas tiritaban del esfuerzo, pues no tenía la costumbre de caminar largas distancias o de hacer algún tipo de
ejercicio, así que ahora veía las consecuencias de esa decisión.

Saqué la botella de agua de mi bolso y tomé un gran trago, ya que requería
mantenerme hidratada por mi bebé.

Entré al lugar donde muchos cuerpos
descansaban y mis ojos se llenaron de lágrimas al imaginar a todos los familiares de esas personas sufriendo por su pérdida.

«Como tủ sufres por Simon y tu bebé», murmuró mi mente y sorbí por la nariz, aunque no estaba lista para estar ahí, necesitaba pedirle perdón a Simón y a nuestro bebé por dejarme perder en el dolor durante tanto tiempo.

Me urgía su perdón para poder perdonarme a mí misma.

Caminé hacia el mausoleo de la familia de Simón y tuve que llamar a Luz para que me describiera cómo era el lugar del último descanso de mi bebé y del amor de mi vida, ya que era la primera vez que ponía un pie en ese lugar.

Ella estuvo emocionada de que por fin me decidiera a ir a visitar la tumba de su hermano y quiso acompañarme, pero me negué rotundamente ya que esto era algo que tenía que hacer sola.

Anduve a través de varias tumbas hasta
encontrar la gran reja negra con la palabra Perez en la parte superior de ella. La familia de Simón era tan millonaria que tenía la mitad del cementerio como mausoleo personal y eso era un poco intimidante.

Exhalé lentamente antes de entrar al panteón, conté cinco placas y giré a
la derecha, conté diez y la placa encima de la tumba de Simón y mi bebé me saludó.

Mis lágrimas se derramaron sin mayor esfuerzo y me arrodillé para pasar mis dedos temblorosos por el nombre incrustado en la piedra gris.

-Lo siento -murmuré-. Siento no haber venido antes a verte, cariño. Pero es difícil estar aquí sabiendo que no me vas a responder. Sabiendo que ya no respiras y que solo eres un cuerpo sin
vida dentro de una caja de madera, la más costosa que hayan conseguido tus padres para ti- una lágrima cayó sobre su nombre- Tengo el consuelo de que nuestro bebé está junto a ti y que lo estas cuidando donde sea que ambos se
encuentren. Que por fin tienes paz y que me cuidas desde arriba y eso me hace sentir peor, porque has de haber visto como me he roto y no he vuelto a ser la misma Marizza, tu Marizza.

El aire sopló haciendo bailar mi cabello suelto en mi espalda y sonreí ante un viejo recuerdo de Simón jugando con las hebras oscuras mientras yo investigaba para una tarea que me habían asignado en clases. Él siguió jugando hasta que me enojé y tuve que alejarme, ya que me desconcentraba demasiado.

-No seguí estudiando- me daba vergüenza admitirlo, pero tenía que hacerlo, debía abrirme con él- No podía entrar a esos salones y ver que tú no cumpliste tu sueño por culpa de un
conductor imprudente- mascullé, ya que recordar ese hecho me molestaba en demasía- Estoy embarazada.

Cerré mi boca sin entender porque había dicho tal cosa, ya que no pensaba contarle sobre Pablo.

No obstante, tenía que desahogarme con alguien y sabía que Simón nunca me juzgaría por las decisiones que tomé o que tomaría en mi vida. El siempre me apoyó en todo, aunque no estuviera
de acuerdo y tuviera un ceño fruncido en su bello rostro.

-Pablo me ama a pesar de no saber si lo amo. No siento las mariposas que sentía contigo sino todo lo contrario; hay paz en mi interior cuando estamos juntos, nuestros ojos se conectan cuando nos encontramos en un lugar concurrido.
Es como si nuestras almas se conocieran desde hace mucho tiempo- limpié mi rostro, pues había llorado demasiado tiempo como para seguir haciéndolo- Ahora él me ha dejado y
estoy esperando su hijo. Nuestro bebé tendrá un hermanito o hermanita menor- sonreí, pues me imaginaba nuestro pequeño hijo cuidando a su
hermanito en camino- A veces siento que esto es una pesadilla y que voy a despertar pronto, pero nunca lo hago; sigo atrapada en el dolor y la culpa.

Escuché pasos detrás de mí, pero no tenía la intención de ver quien era pues me encontraba más concentrada en seguir hablando con quien fue el amor de mi vida por mucho tiempo.

Deseaba tenerlo en mi vida, aunque fuera de manera espiritual, ya que Simón siempre sería importante para mí.

-Pablo sabe que estoy embarazada, pero
estoy segura de si estará en la vida del bebé- suspiré- Pinto ¿sabes?- sonreí, al recordar todos los cuadros que había pintado hasta ese momento-. Me gusta hacerlo. ¿Te acuerdas cuando decías que debía seguir arte en vez de derecho? -reí-. Creo que tenías razón. Soy muy buena y mis cuadros se venden muy bien. Tuve la suerte de poder vender mis lienzos en una
famosa galería de la gran ciudad y mantenerme con las ganancias.

-Estoy rota- confesé, abrazándome a mí
misma- Y he decidido armarme por el bien de mi bebé- hice una pausa-. Es hora de seguir adelante con mi vida. Sé que tú y nuestro hijo quieren eso, quieren que viva y que no solo sea el
cascarón de la persona que solía ser. Ahora viviré por ustedes y por el bebé que llevo en el vientre- llevé mi mano a mi abdomen, al lugar donde se formaba mi hijo con Pablo- Sonreiré y disfrutaré de estar viva, por ser capaz de seguir
aquí cuando las posibilidades de haber muerto eran tan altas después del trágico accidente que tuvimos. Viviré porque es el momento de hacerlo. Es momento de ser de nuevo Marizza.

Me quedé en silencio por unos largos minutos después de mi última declaración, ya que debía tomarme un tiempo para aclarar un poco los
sentimientos en mi interior.

El sol se encontraba en todo su apogeo haciendo que un rayo de luz cayera sobre mí y sentí como si fuera el perdón que venía desde el cielo.

Simón me estaba dando lo que necesitaba para seguir adelante; su
perdón por haberme quedado tanto tiempo sumergida en el dolor y en la culpa.

-Busqué a una psicóloga y me estará ayudando a mejorar. Me pidió que me perdonara y es lo que voy a hacer. Me perdono por todo lo que sentí que era mi culpa cuando no lo fue. Tu fallecimiento me dolió hasta el alma y siempre dolerá porque se fue un gran hombre de este mundo, pero debo seguir adelante, cariño -suspiré-. Te amé, te amo y te amaré siempre. Sin embargo, es tiempo de que mi corazón vuelva amar completamente- levé mis dedos a mis labios para besarlos antes de colocarlos encima de su placa de mármol blanco- Vendré más seguido a visitarte, pero ahora ya no lloraré por tu partida. Seré feliz porque tuve la oportunidad de conocerte y amarte por tres bellos años -sonreí-. Es tiempo de que vuele sin cadenas y sin culpa. Los amo.

Limpié una lágrima perdida antes de levantarme del césped sintiendo el sol y el aire sobre mí como si ellos estuvieran felices con mi decisión.

Acaricié mi vientre decidida a mejorar por ellos; por Simón, por nuestro bebé y mi hijo con Pablo, porque los tres merecían que yo volviera a vivir mi vida.

Suspiré y giré para dirigirme a la salida cuando mis ojos se encontraron con la
última persona que esperaba ver ese día.







Continuará....

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora