—No me agradas —reafirmó Changsub mirando fijamente al peliazul. El tipo le estaba alterando los nervios, había pasado una semana desde la inesperada pedida de mano. Él sinceramente pensó que iba a retractarse, por eso les dio tiempo, el suficiente para que dejaran atrás esa locura.
No fue así.
Casi le dio un ataque cuando se enteró que, su querido hijo, un doncel delicado, sumamente hermoso y profesional, había tomado sus cosas y se había instalado en la casa de ese tal Jimin . ¡No podía irse a vivir con ese hombre así como así!
Estaba furioso.
Aún más cuando su hijo se pavoneaba por todos los lados presumiendo su anillo, no era una baratija, lo cual lo encolerizó más. Un hermoso anillo que le lucía a la perfección a su primogénito. Solo le quedaba resoplar de la cólera y rabia, mientras su queridísimo hijo se mofaba de él, poniendo su dedo anular cerca de su ojo en cada maldito segundo.
—Lo siento, señor —Se disculpó el moreno removiéndose en la silla algo angustiado—, haré mi mejor esfuerzo para merecer a Yoongi y que usted me acepte.
No quería admitirlo, pero el mayor de los Min también comenzaba a caerle bien. ¡Es que se veía sincero! Parecía un niño en su comportamiento, y sí, había revisado las grabaciones para conocerlo aún más y si debía hacer un contraste... eran dos personas diferentes.
¡Hasta las tenebrosas ojeras exageradas habían desaparecido!
¿Jimin tendría algún tipo de bipolaridad o disociación de personalidad?
—¿En verdad quieres a mi hijo? —preguntó por milésima vez. Algo, necesitaba hallar algo para evitar esta locura. Solo un pequeño desliz para volver a tener a su lindo hijo en casa de nuevo.
—Lo amo —respondió sin dubitar ni un poco. Changsub se rascó la cabeza pensativo ¿Qué debía hacer? No había pasado ni un miserable año con Jimin y el loco de su hijo ya andaba queriendo compartir toda una vida a su lado. No, lo iba a hacer en menos de un mes.
Lo mejor era ser directo de una buena vez. Tal vez así lo agarraba desprevenido.
Suspiró dramáticamente haciéndose un leve masaje en su sien, esto era más complicado de lo que pensaba—. ¿Cómo conociste a mi hijo? —preguntó mientras lo miraba inquisitoriamente.
Jimin soltó una carcajada, que fue vista recelosamente.
No podían culparlo, le daba gracia recordar el día en que Yoongi llegó a él. La imagen de un Yoongi alarmado por ser atrapado, pero con la determinación centellando en sus ojitos que no le permitía dar un paso atrás en su objetivo, mientras que él dudaba sobre si atacarlo por la curiosidad que le causaba su persona.
Solo bastó un intercambio de palabras entre ellos para reconocerse y acercarse. Esa misma noche, no quiso dejarlo ir tan rápido, podría afirmar que fue amor a primera vista.
—Bueno... Yoongi solo apareció en mi vida de repente —dijo encogiéndose de hombros. No mentía, era un buen resumen en sí.
—¿Qué?
—Ah —El moreno se acomodó en su asiento, para luego aclararse la garganta—. Es que él una noche se metió a mi hogar de imprevisto, quería que le diera una entrevista.
¡¿Que su hijo qué?!
«Este mocoso va a matarme un día de estos», pensó con pesar sintiendo que perdía la fuerza de su cuerpo de a poco.
—Ese tonto, siempre haciendo estupideces —Se lamentó con pesar. Sin duda lo había engreído mucho, demasiado para su propio bien.
O tal vez tenía un instinto suicida, eso era lo más lógico.
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Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ Jimsu
FanfictionA Jimin le habían enseñado que un villano no podía sentir amor, era simplemente imposible para ellos, por su misma naturaleza malévola. Sin embargo, Yoongi, junto con sus peculiaridades hacía que él cada vez más dejara de lado todo lo que alguna vez...