Capítulo 08

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Después de ese memorable primer beso entre ambos, llegaron muchos más. Literalmente el doncel se había abalanzado sobre Jimin, tumbándolo contra el césped y comenzando a repartir muchos piquitos en esos gruesos labios, después enfocándose en sus mejillas y frente. En todo su rostro prácticamente ¡Es que estaba tan feliz! La mejor parte fue cuando el mayor que solía cohibirse en general con él, lo volvió a besar pausadamente en sus befos.

Fue tan bonito que se sintió derretir.

Sin embargo, debieron parar, porque estaban en un parque y había niños.

Se sentía demasiado feliz, ambos tuvieron más citas y aún más seguido que antes. Nada, ni nadie podía arruinarlo.

—¿Por qué estás sonriendo? —Yoongi salió de sus pensamientos al escuchar la pregunta del moreno. Solo sonrió y lo abrazó por el torso, sabía que estaba siendo empalagoso, pero no podía evitarlo. Jimin era tan calientito y no ayudaba que él le rodeara su cintura con su brazo derecho.

Literalmente le estaba dando permiso de apachurrarlo cuando quisiera.

—¿Por qué no? Estoy contigo, eso debe ser más que suficiente para sonreír —contestó mirándolo con una sonrisa reluciente y con sus mejillas de una tonalidad rosada.

A pesar de ser más descarado que Jimin, tendía a seguir avergonzarse al estar con él. Estaba seguro de que le gustaba mucho, era normal que actuara así a su alrededor.

Aún más si el peliazul era actualmente más afectuoso con él.

—No digas eso... —Jimin susurró en voz baja. Paró su caminar, para estrechar el delgado cuerpo contra el suyo, así se daba el lujo de poder aspirar el suave aroma a moras del cabello de Yoongi.

—¿Y eso? ¿No me vas a decir lo mismo? —Hizo un puchero, quería que le dijera palabras bonitas. Jimin lo estaba engriendo mucho, demasiado para su propio bien.

—No —negó divertido debido a la mueca de disconformidad por parte de Yoongi.

—¿Y eso por qué? —refutó frunciendo su ceño. Necesitaba su dosis de cariño diaria.

Jimin tomó un poco de distancia, mirando fijamente al adorable reportero. Era lindo verlo así, con su carita empurrada y sus bonitos ojitos felinos mirándolo expectante, como si estuviera pidiéndole algo en silencio. Hasta afirmaría que estaba exigiéndole.

Su corazón revoloteó un poco.

—Porque prefiero hacer esto —contestó mientras que con su mano tomó el mentón del agraciado rostro de Yoongi para alzarlo y darle un beso en esos suaves befos.

Jimin solo sonrió confiado, volviéndole a dar otro beso. Sin embargo, esta vez a diferencia del primero, este era más largo y no solo una mera presión entre sus labios. Quería ser más avezado, desde el primer momento en que probó esos finos labios, no pudo evitar prestarles más atención de la debida. A veces ni escuchaba lo que decía Yoongi, porque solo estaba concentrado en el movimiento de esos encantadores befos rositas.

Con sus dos manos agarró cuidadosamente el rostro sonrojado de Yoongi y siguió besándolo con parsimonia. Cambió el ángulo, inclinando su cabeza para tener un mejor acceso a esos dulces labios, sintió cómo él a medida que pasaban los segundos, comenzaba a apretar su suéter con mayor fuerza, haciendo puños.

Se separó dándole un piquito final para volver a emprender su caminata como si nada hubiera pasado, dejando ahí como una estatua al abochornado reportero, quien tenía su boquita abierta por la sorpresa.

Yoongi sacudió su cabeza, y rápidamente alcanzó a Jimin, poniéndose a su lado y volviéndolo a abrazar. Él se sentía más pequeño al lado de él, no se había equivocado al compararlo con un gatito, ahora era de lo más cariñoso y mimoso. No era como para que se empalagara, o tal vez eso era porque él lo quería tener las veinticuatro horas del día solo para él, pero ese era otro tema. No obstante, ahora se mostraba más abierto a él y ya no miraba a los demás como si los quisiera asesinar.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora