Capítulo 23

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—Gigi, no vas a creer lo que pasó —dijo Jimin ni bien volvió a su hogar, encontrado a su esposo con un mantel y guantes de limpieza.

Por un momento se olvidó de lo demás al verlo usar una vincha que dejaba su frente al descubierto. Fue un ataque al corazón directo para el mayor, quien sintió sus mejillas enrojecer ante la vista.

Yoongi en cambio entrecerró sus felinos ojos, que Jimin viniera con un chisme no era propio de él, pero igual la curiosidad le ganaba. Algo debió contarle Seokjin para que actuara así. Ahora en tiempos de paz no había tanto que hacer como reportero, solo redactaba noticias aburridas.

—¿Qué pasó? —preguntó al mismo tiempo que tomaba un plato de porcelana de su amada colección de vajillas para observarlo con sumo cuidado hasta que escuchó lo siguiente:

—Namjoon está vivo.

Ni bien oyó tal oración, el doncel sintió que sus piernas le fallaron y perdió el equilibrio, dejando caer todo el porcelanato de su carísima y exclusiva colección al suelo.

Era una suerte que por dormir toda la tarde no haya ido a recoger a los gatos de la casa de sus padres, porque si no, hubiera sido un desastre.

Sin embargo, eso no hizo que para él fuera menos trágico. Yoongi sintió las ganas de llorar acumulándose apabulladoramente en sus ojos al ver que ahora su amada colección no era más que simples pedacitos rotos dispersos en el suelo.

—¡Arréglalo! —ordenó, mientras tomaba vanamente cada pedazo con desesperación, tratando de encajarlos él mismo.

—Gigi, no tengo ningún poder que repare... eso.

—Vi un anime, el protagonista nomás tocaba el objeto y este volvía a como estaba a-ayer. Tenía el cabello rosado, tú lo tienes azul —Lo señaló con un leve temblor en su índice—. P-puedes hacerlo.

Jimin sabía que nada iba a resultar, pero no pudo negarse ante esos lindos ojos al borde a las lágrimas, menos ver así de afectado a su pareja. Igual, no perdía nada intentándolo.

Yoongi al ver que todo seguía igual, agarró más piezas que estaban tiradas en el suelo y las puso en las manos del moreno, quien negaba con pesar.

—Te lo dije.

El reportero lo miró frustrado. Si su esposo tenía poderes y estos no le servían en momentos necesarios como este ¡¿Para qué tenía poderes en primer lugar?!

Qué desperdicio.

Resopló con ganas y le dio un manazo Jimin, aventando lejos los trocitos con furia, desconcertando al peliazul por tal acción.

—Perdón... —dijo Jimin desanimado.

«Tonto, eres un tonto, Yoongi»

El doncel bajó la mirada, sumamente avergonzado por su comportamiento. Ni él tenía una justificación. Es decir, había días en que si tuviera los poderes de Jimin hubiera destruido todo el jodido continente y otros días en los que miraba el cielo y sentía una paz inmensa. Sin embargo, últimamente se estaba tomando las cosas muy a pecho y tenía suerte de que Jimin sea capaz de sobrellevarlo con asertividad.

Si estuviera en su lugar hace rato le hubiera pedido el divorcio.

«Genial, no me soporto ni a mí mismo y espero que Jimin tenga la paciencia celestial de un santo ¿Cómo tengo la esperanza de que mi matrimonio sea exitoso?»

Y ahí estaban, las tontas ganas de llorar ¡Odiaba todo! De seguro en un rato se pondría feliz de quien sabe qué, pero eso pasaría, estaba seguro. Podía apostarlo.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora