Capítulo 51

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Yoongi abrió sus ojos al ser sacudido. Se levantó rápidamente, esperando encontrarse con Jimin y con sus mellizos jugando en el piso alfombrado de su sala como cada tarde. Esperaba que Jimin le dijera que el almuerzo estaba listo y que no se esforzara tanto en el trabajo a lo que él le respondería que estaba bien, porque tenía quien lo cuidara en casa.

Pero solo se encontró en un salón de clases.

Frunció su ceño al reconocerlo. Era uno de los salones de la universidad si su memoria no le fallaba.

—Volviste a dormirte —escuchó que le dijeron.

No sabía cuántas veces tenía que recordar lo mismo.

Jimin... ¿Dónde estaría ahora? ¿Dónde podía volver a encontrarlo?

Lo extrañaba. Mucho.

"Si están destinados a estar juntos... lo encontrarás. Lo vas a hacer".

Bajó la mirada. ¿Cuándo se supone que iba a suceder eso? Ya ha pasado mucho tiempo y aún nada.

Solo se encontró con Seokjin, porque ambos asistían en la misma universidad, fue por pura casualidad, simplemente pasó, no lo buscó como hizo con Jimin. Al parecer Yoongi era el único que recordaba la línea original de tiempo, el otro doncel ignoraba lo que alguna vez fue su realidad.

Lo peor de todo era que Seokjin tampoco se había encontrado con Namjoon. Entonces la búsqueda de Jimin se volvió aún más difícil.

—Oye —dijo Seokjin con mayor fuerza—, ¿vas a seguir deprimiéndote o qué? Tu clase acabó como hace diez minutos.

Yoongi quiso gritarle que sí, que tenía todo el jodido derecho de deprimirse. Incluso el de encerrarse en su habitación y no salir de ella durante un año para llorar a gusto.

Desde que tenía uso de razón recordaba perfectamente lo que alguna vez fue su vida. Sus padres le dijeron que incluso llegaba a llorar de la nada siendo apenas un niño y que le gustaba un poco aislarse para reflexionar sobre todo lo que recordaba y las memorias que no iban acorde a su edad.

Poco a poco lidió con ello, tratando de verle el lado positivo, el cual no había, pero se decía que cuando se encontrara con Jimin, todo sería mágico y al día siguiente habría boda, y cuando pasase el año sus mellizos estarían con ellos, entre más.

Solo que nunca lo encontró. Entonces se dijo que la paciencia, aunque no era virtud suya, era una virtud que debía de aprender de todas maneras.

—No es eso, solamente tengo sueño —se excusó. Por el rostro del rubio, supo que Seokjin no le creyó ni un poquito, pero ya qué. Tampoco le contaría sobre lo que en verdad sucedió, era capaz de internarlo en un psiquiátrico.

No obstante, si Yoongi era sincero, dada la situación, pudo congeniar mejor con Seokjin. Eran algo como mejores amigos ahora. Lo cual lo entristecía de nueva cuenta, porque Seokjin era el mejor amigo de Jimin y, otra vez el amargo recordatorio se hacía presente: Jimin no formaba parte de su vida.

Soltó un suspiro profundo antes de que el otro doncel lo jalara del brazo y lo arrastrara a solo Dios sabe dónde.

«De seguro quiere tragar», pensó entrecerrando sus ojos. «Es lo único que piensa».

—¿A dónde vamos? —preguntó mientras lo seguía resignado. Igual no tenía nada mejor que hacer y comida es comida. Seokjin conocía de buenos lugares, así que no se quejaba.

—Están dando muestras gratis —le comentó con una sonrisa en grande. Yoongi arqueó una ceja al verlo así de emocionado. Ya lo veía venir, Seokjin siendo una maldita aspiradora o agujero negro. Le daba envidia, porque no engordaba—. La escuela culinaria que queda a unas cuadras está celebrando no sé qué cosa. Lo leí en internet.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora