Después de varios días de rastreo e investigación intensa, donde constantemente el reportero puso su vida en juego, él por fin pudo dar con la guarida de Jimin, hasta llegó al punto de aprenderse su rutina. Yoongi varias veces tuvo unos sustos que le hicieron pensar que hasta ahí había llegado su carrera por la que tanto se esforzó, pensando que había sido descubierto y que su fin era inevitable. Sin embargo, para su sorpresa, solo era Jimin que le gustaba atormentar a cualquier persona que estuviera cerca, parecía que no notaba su presencia y él, que siempre estaba escondido a unos metros de distancia. No parecía estar en su radar.
Estaba sorprendido, porque sinceramente, tanta buena suerte nunca tuvo. De hecho, él era propenso a atraer desgracias y tormentos por donde fuera.
No debía jugar con el destino.
Pero ahí estaba él, en el hogar de Park, intentando ingresar por la única ventana que no tenía seguro, casi por las ocho de la noche. Hora donde el villano estaba haciendo... Dios solo sabe qué cosas.
Sonaba peligroso, pero no para un tipo como él que buscaba sobresalir en su trabajo a dé lugar, incluso si moría, lo haría en nombre de un buen periodismo.
Debía mantener un poco más el equilibrio y lograría ingresar sin hacer ruido alguno. No obstante, en un mal movimiento, no ubicó bien su pie izquierdo para apoyarse, perdiendo la coordinación de su cuerpo por completo y sin tener oportunidad alguna de aferrarse a algo con sus manos para sostenerse... cayó al suelo sin ninguna gracia.
Fue de estómago, ocasionando un estruendo que juró que pudo escucharse hasta en su casa.
A esto se refería con lo que no tenía tanta suerte.
—Ay... mi cuerpo... —se quejó y a duras penas intentó levantarse, oliendo un leve tono a vainilla que captó su atención por completo, haciéndolo olvidar del dolor que sentía.
Su estómago rugió. Uh, hace tiempo que él no comía un queque casero.
Espera...
¿Desde cuándo Jimin había contratado a un repostero? Todo lo que había hecho desde que tomó la ciudad ha sido nada ¡Nada! Simplemente salía a robar algunas cosas que quería, bueno, él era el jefe ahora. Park tomaba todo lo que quería sin dar una explicación y pocas personas que parecían no apreciar su vida lo suficiente, le reclamaban en su presencia, porque supuestamente tenían la memoria de un pez y no recordaban que mató a Namjoon. Olvidando un detalle mínimo, pero importantísimo, y ese es que Jimin era un tipo con poderes, no un simple humano que es más vulnerable, al igual que inferior.
Aunque no era más inteligente que esos ilusos, él estaba entrando a la boca del lobo, literalmente.
No pudo evitar ir hacia donde provenía el exquisito aroma, quedándose petrificado al ver a Jimin, el villano del país, supuestamente el más cruel que pudo haber existido, con unos guantes y una gorra de chef, sacando del horno un queque de vainilla. Lucía delicioso cabe mencionar.
Ah, sí, el queque también se veía apetecible.
Sonrió al ver cómo él lo dejaba en la mesa con una delicadeza no digna de su naturaleza diabólica y aspiraba el postre con una sonrisa ante el hipnotizante olor que desprendía.
Estaba tan ensimismado observándolo que no se dio cuenta de cuando perdió el equilibrio de nueva cuenta, provocando con su caída, botar unas cuantas cosas que estaban por ahí, llamando la atención del otro.
Sin duda, hoy no era su día.
«Sabía que era demasiado bueno para ser cierto», pensó mientras veía a esos ojos grises observarlo como si se tratase de su presa.
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Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ Jimsu
FanfictionA Jimin le habían enseñado que un villano no podía sentir amor, era simplemente imposible para ellos, por su misma naturaleza malévola. Sin embargo, Yoongi, junto con sus peculiaridades hacía que él cada vez más dejara de lado todo lo que alguna vez...