Capítulo 04

1.5K 237 211
                                    

Yoongi estaba que alucinaba. El trayecto a su destino fue en completo silencio, pero uno bueno. El problema es que a él no le gustaba estar callado y menos en silencio, él quería saber más sobre Jimin. Tal vez el por qué se había decidido invitarlo a cenar, si le gustaba o si solo se trataba de un pequeño gustito pasajero.

En todo momento que lo miraba, aguantaba la respiración dándose ánimos, abría la boca y cómo no salía nada, la cerraba y observaba sus zapatos como si fuera lo más interesante del mundo. Así sucesivamente.

El doncel estaba indeciso sobre lo que debía hacer.

Park lucía muy serio, no quitaba ese gesto indiferente de su rostro. Se supone que esto es una cita, al menos para Yoongi lo era y solo caminaba a su lado como si no sintiera nervios o algo, quería gritarle que demostrara, aunque sea algo. Sabía que él tenía la maldad recorriendo sus venas y todo el cuentito con ese blah, blah, blah y más blah ¡Pero nadie actuaba así frente a la persona que legustaba!

«¡MUESTRA ALGO MADITA SEA!», gritó en su interior con todas sus fuerzas.

Sinceramente quería verlo sonrojado o que tomara su mano. Yoongi no andaba con rodeos, solo necesitaba una señal y él se encargaría del resto si fuese necesario.

Muy a su pesar, cuando ya había tomado una decisión, Jimin había parado de caminar de repente.

—Llegamos —avisó con una voz calmada.

—¿Aquí es? —preguntó sorprendido Yoongi observando la gran y elegante infraestructura. Este era uno de los restaurantes más caros del país ¿En serio iban a comer ahí? Oh Dios... jamás nadie lo había llevado a un lugar así. Si tuviera que elegir entre sus anteriores ligues y parejas lo más romántico que habían hecho por él, eso sería armarle un cubo de Rubik en menos de diez segundos en un establecimiento de comida rápida de mala muerte.

No tuvo buenos gustos en el pasado, debía aceptarlo.

Entró un poco en pánico cuando Jimin amenazó con triturarle los huesos al recepcionista si no los dejaba pasar. Debió imaginárselo, en el tiempo que lo vigiló, no pagó ni por una bebida, menos iba a pagar por un restaurante así de caro. No obstante, lo que contaba era la intención, así que igual estaba contento y muy halagado.

El castañito instintivamente para que no le hiciera nada al pobre hombre, se afianzó de la extremidad superior del moreno dándole una sonrisa incómoda al recepcionista que comenzaba a temblar del miedo. Parecía que eso logró calmar a Jimin; ya que, sintió sus músculos relajarse y su respiración más tranquila. Se sintió derretir al sentir un poco de esos músculos trabajados contra su cuerpo, sería un poco grosero pasar su mano por encima, además de que luciría como un aprovechado, pero ahí seguían las ganas de hacerlo. El castañito pensó en ya alejarse, tal vez eso pudiese fastidiar a Jimin, pero, sorpresivamente cuando iba a soltarlo, Jimin tomó posesivamente su mano entrelazándola con la suya.

Yoongi había ahogado un gritito de felicidad.

Jimin, en cambio, se sentía agobiado. Estuvo pensando seriamente en lo que debía hacer para ser del agrado de castaño. Entrar en su mente y hacer las cosas fáciles no era una opción, si bien le había mencionado que por privacidad no lo hacía, eso no era del todo cierto. Su padre tenía el mismo poder, y lo usaba para más que nada, molestarlo hasta llegar al punto de manipularlo en algunas situaciones.

No le gustaba, le traía malos recuerdos. Así que no hacía uso de esa habilidad, siendo la excepción, cuando en algunas peleas con Namjoon, estuvo al borde de la muerte.

Hubiera sido sencillo en la caminata entrar a la intrigante mente del castañito y saber qué pasaba por ahí, pero de nuevo, no era su estilo y debía mostrarse como un buen candidato para él. Sin embargo, no pudo controlar su mal genio y casi mata al recepcionista, por un instante, cuando reaccionó, pensó que lo había arruinado todo, eso hasta que vio esos dos ojitos encantadores pedirle en silencio que se calme. 

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora