Yoongi aún se encontraba en su trabajo. No veía la hora para irse de una buena vez de allí. El jefe lo trataba mejor, fuera de que estuviera casado con Jimin y haya tenido dos hijos de él, además de ser una familia feliz, lo cual no era un secreto para nadie que digamos. Menos para su jefe, ya que si había alguien fuera de su círculo cercano que conocía sobre su relación con Jimin desde antes de que siquiera esta comenzara, era él, que aunque no fue a su boda a pesar de haber sido invitado, tuvo la decencia de mandar un presente a su nombre y si no hubiera sido un jefe déspota, pues nunca hubiera habido boda. Entonces... sí, en parte estaba feliz de que su jefe tuviera un carácter de mierda.
Aunque veía a los practicantes y sentía pena por ellos, pero se guardaba el querer decirles que gracias a lo más cercano a maltrato laboral, encontró al amor de su vida.
No sonaba bien, así que los ayudaba en cuanto podía. Al menos sentía que a medida que pasaba el tiempo, lo desvinculaban de Jimin y era tratado como... una persona normal. No lo malentiendan, él amaba a su esposo con locura, no se imaginaba una vida sin él a su lado (sería desastroso, Jimin era ese orden que necesitaba), pero quería ser tomado en cuenta por sus habilidades, por quien era, no porque temieran de lo que su pareja era capaz de hacer si alguien le decía que no o lo ofendía de alguna manera.
Jimin también estaba muy ocupado con eso de la pastelería. Estaba tan orgulloso de él que no paraba de decírselo y por más melosos y asquerosamente cursis que se pusieran, siempre le recordaba que desde un inicio tuvo fe en sus habilidades, que los mejores postres que ha probado en la vida eran los suyos —aunque jamás Yoongi lo diría delante de su madre—, todo ese ambiente acaramelado conllevó a que él fuera embarrado de diferentes sustancias y disfrutar más de Jimin entre sus piernas. Era conveniente, en casa no tenían la privacidad ni el tiempo necesario debido a los mellizos, entonces hacerlo a escondidas en la pastelería y ponerse creativos en el momento era sumamente excitante.
De solo pensarlo, apretaba las piernas y gemía a gusto. Dios no podía esperar más para salir del trabajo y estar entre esos fuertes brazos.
Nada podía arruinar su felicidad.
El doncel empacó sus cosas y salió del trabajo, no sin antes despedirse de sus compañeros, quienes ahora al menos se dignaban en hablarle sin temblar en el intento.
Ahora, como su nueva rutina dictaba, iba a pasar por Jimin a la pastelería, hablarían, coquetearían, tendrían un poco de acción e irían a casa satisfechos a ser la familia feliz de siempre junto con sus hermosos mellizos. Una sonrisa emocionada estaba pintaba en sus labios; sin embargo, Yoongi detuvo sus pasos lentamente al ver a Jimin parado en la entrada, esperándolo.
Lo cual era extraño por donde lo vieras.
Para comenzar, Jimin jamás de los jamases lo recogía del trabajo, por una razón sencilla y obvia... vamos, es Park Jimin, el único hijo de Park Seojoon, unos de los más temibles villanos que pudo existir, era el mismo tipo que mató al heroico Kim Namjoon, para luego renegar de su naturaleza y vivir una vida normal, en la medida que podía, junto con un humano común y corriente, el mismo que lo había entrevistado a la fuerza (aunque esto último solo lo sabían ambos).
En resumidas cuentas: Jimin era todo un personaje.
Por ende, había gente que estaba ansiosa por verlo y conocerlo, ya sea por curiosidad, morbo u odio puro. Jimin era consciente de que esas personas estaban allí al acecho, y su personalidad algo tímida no le permitiría manejar la situación adecuadamente sin quedar como un tonto. Más si tomabas en cuenta que Yoongi, literalmente trabajaba para uno de los periódicos más importantes del país. Si Jimin aparecía así, como ahora, sin tomarse la molestia de pasar desapercibido, una horda de periodistas entusiastas lo asaltarían para bien o para mal, y preguntas incómodas o con la intención de reavivar el descontento de las generaciones más viejas serían hechas.
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Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ Jimsu
FanfictionA Jimin le habían enseñado que un villano no podía sentir amor, era simplemente imposible para ellos, por su misma naturaleza malévola. Sin embargo, Yoongi, junto con sus peculiaridades hacía que él cada vez más dejara de lado todo lo que alguna vez...