—¡Miren a estas ternuritas! —exclamó con emoción Sohee mientras observaba a sus nietos por primera vez en persona. Suspiró felizmente—. Son más adorables que en las fotos y videos que me enviaron. ¡Y sus mejillas! ¡Dios santo, miren esas mejillas!
Era cierto. Los mellizos eran unos bebés rechonchitos y muy bonitos. Realmente hermosos con sus cachetes rimbombantes y sus pequeños cuerpecitos muy bien abrigados que los hacían ver tan chiquitos. Más si vestían a juego con esas adorables gorritas en forma de animalitos.
Sohee se sintió desfallecer cuando los dos pares de ojos chocolate se enfocaron en ella.
—Jimin —llamó a su yerno mientras sonreía con emoción—. Muchas gracias, mis nietos son todo un encanto. Espero en un futuro tener muchos, muchos más —dijo, mientras su mirada se llenaba de ilusión—, confío en ti —Hizo apenas una pequeña reverencia, pero fue suficiente para que el aludido se pusiera nervioso.
Jimin tragó en seco y sintió que sus rodillas le fallaron. Por obvias razones, ni él ni Yoongi le dijeron a nadie que el que Yoongi llevara a sus hijos pudo costarle la vida. Ni siquiera su propia abuela lo sabía, pero igual aceptó estar al pendiente del doncel sin indagar en sus razones, pero ella parecía haberse hecho una idea del por qué su pánico de dejar solo a Yoongi por más que este último se viera lleno de energía y vitalidad. Era una mujer sabia y perspicaz, supo decirle entre líneas que todo saldría bien. Fue bueno para sus nervios.
No quería ni imaginarse lo que le hubiera hecho su suegro de haberlo sabido. Ya de por sí, le guardaba un odio irracional desde que lo conoció.
Decidió ignorar las cuchillas invisibles que se incrustaban en su espalda, no era necesario ni voltearse para corroborar que se trataba de Changsub. Él podría haber amado a los mellizos desde el minuto cero; en serio, ni bien los divisó los llenó de peluches, ropa y juguetes, cargó a cada uno sin poder despegar su vista de ellos, su voz se volvió melosa, comprobó que era un abuelo orgulloso, pero eso no significaba que él como yerno fuera de su agrado. Dudaba serlo algún día si era franco.
Está bien, con tal de que quisiera a sus hijos, Jimin estaba más que contento.
—Yeji es muy parecida a mi Yoongi cuando él era un bebé —comentó la mujer sin ser capaz de apartar la mirada. Corazones parecían brotar de sus ojos—. ¡Oh! Pero si Hyunjin tiene el mismo... —pensó la palabra correcta por unos momentos. El pequeño sonrió hacia su dirección, parecía una sonrisa burlona por más loco que sonara—... encanto.
—¿Encanto? —preguntó con burla Jihoon—. Este niño tiene el mismo temperamento del demonio de su padre. Ya lo veo, esa sonrisa no me inspira confianza. Me siento en peligro ¡En peligro!
—¡Jihoon! —llamó con advertencia la mujer.
—¡Es la verdad! ¿Ves esos ojos? —Lo señaló y Hyunjin frunció el entrecejo—. Son los mismos ojos de mi hermano.
—Para comenzar, los dos tienen los ojos de tu hermano —refutó Sohee.
—Yo quería que tuvieran los ojos grises de mi Mimi —confesó con desánimo Yoongi—. Ojos grises, qué genial, pero no. Mis estúpidos genes ganaron.
Jimin guardó silencio. Él secretamente estaba encantado de que tuvieran los ojos de su Yoongi. Esos orbes chocolates de forma felina, eran únicos a su parecer. Era un rasgo distintivo y sumamente atrayente. Esos ojos lo capturaron desde el minuto cero.
—¿Por qué mis nietos tienen ese cabello? —preguntó Changsub mientras cargaba a su nieta de las axilas, mirando fijamente sus mechones amarrados en dos coletas bajas, contrariado por la tonalidad.
Nop, nadie en su familia era rubio.
—Es natural. Tienen poderes, por eso.
—¡¿PODERES?! —gritaron los recientes abuelos. Jihoon tomó de su jugo sin mayor perturbación, él ya lo sabía por las veces que visitó a sus sobrinos.
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Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ Jimsu
FanfictionA Jimin le habían enseñado que un villano no podía sentir amor, era simplemente imposible para ellos, por su misma naturaleza malévola. Sin embargo, Yoongi, junto con sus peculiaridades hacía que él cada vez más dejara de lado todo lo que alguna vez...