Capítulo 24

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—¡YA VOY, MALDITA SEA! —gritó Seokjin enrabiado cuando escuchó su timbre sonar repetidas veces que pensó deshacerse de él para poder dormir hasta la hora que se le pegase la bendita gana.

Si eran fanáticos religiosos o cualquier persona que no estuviera pidiendo auxilio, no dudaría en recurrir a la violencia, por culpa de la desgraciada de Peppa no pudo dormir, porque a su niña le pareció una buena idea hacer una maratón de la cerda esa.

La odiaba, jamás juró odiar a nadie así y lo peor es que ni existía.

Abrió la puerta con pesar y al ver una cabellera castaña y otra azul, soltó un suspiro desolado. Se relamió los labios y miró con reproche al mayor de esos dos.

—Cuando te dije que vinieras cualquier día con Yoongi para almorzar, no me refería al día siguiente—informó cansino, pues tenía ojeras en sus ojos y lucía demacrado.

Ser padre no era sencillo. Namjoon por su tranquilidad y paz tuvo que llegar al punto de ingerir una fuerte dosis de pastillas para dormir sin que nadie lo molestara

—¡Traje panceta de cerdo! —comentó feliz Yoongi, tendiéndole el paquete y para impresión de Seokjin era de una excelente calidad. El más caro.

«Esto es un derroche... pero uno bueno, ya que no gasté nada»

No le sorprendía. Él único que no se había dado cuenta desde un inicio que Yoongi era un doncel con gran solvencia económica había sido Jimin, literalmente se lo tuvo que decir directamente.

Aunque tampoco era como si el reportero fuese un estereotipo de niño rico o presumido. Le agradaba.

Seokjin dio una leve sonrisa y se hizo a un lado.

—Pasen, igual las sorpresas siempre son buenas.

Cuando Yoongi dio el primer paso con una sonrisita satisfecha al lograr entrar sin inconvenientes. Nadie decía que no si había un presente de por medio. No por nada le preguntó a Jimin sobre lo que más le gustaba comer al otro doncel.

Entrecerró sus ojos y dejó de avanzar al percibir una mirada sobre él y miró a los lados, encontrándose inmediatamente con una cabellera oscura y unos ojitos del mismo color que lo observaban con curiosidad desde el otro lado de la habitación.

Jimin no mentía, la niña era preciosa.

Sin querer, eso le recordó a su tercer encuentro con Jimin, cuando él estaba también escondido en su centro de trabajo, viéndolo de lejos. No tenía explicación alguna, pero desde que su ahora esposo estuvo ahí, lo supo, solo esperó a que hiciera algo y al notar que se iba a ir sin decirle nada, le tocó actuar a él.

«Y pensar que ahora estoy casado~»

«Ganando como siempre. Sí, señor»

El reportero llevó sus manos a sus labios, reteniendo una risilla traviesa que quería salir. Estaba orgulloso de él mismo. Agradecía tener una buena intuición e ingenio.

—¡Qué linda! ¿Cómo se llama? —preguntó. Seokjin sonrió instantáneamente, pero antes de abrir la boca se quedó en silencio, viendo más allá de Yoongi.

—Joy, su nombre es Joy —dijo una voz desconocida.

Yoongi levantó la mirada y se encontró con la figura imponente de quien suponía que era Namjoon, él estaba cruzado de brazos y con una sonrisa amigable.

Se puso en postura recta y trató de lucir amenazante.

Sí, debía mostrarle que no le tenía miedo.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora