Capítulo 34

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Yoongi cerró sus ojos, dejándose llevar por las deliciosas sensaciones en su cuerpo.

Y no, no era nada de índole sexual —para su mala suerte—, pero igual era relajante y más que bueno que lo tenía casi ronroneando del mero gusto.

Jimin se encontraba en su delante, mimándolo con sumo cariño. Con sus manos untaba la crema humectante por todo su cuerpo desnudo, con más ahínco en su vientre que cada día aumentaba de volumen.

Tal vez no era lo que él esperaba hacer con Jimin en la intimidad de la habitación, estando ambos completamente desnudos, pero se lo agradecía. Siempre había sido delgado, y en estas semanas en particular subió de peso a una velocidad alucinante. No quería que fuera demasiado obvio que había pasado por un embarazo cuando sus bebitos nacieran.

Se le era injusto que Jimin siguiera con sus abdominales intactos, mientras él parecía un jodido globo que estaba por reventar en cualquier momento.

Adiós a su cintura delgada. Tal vez nunca volvería a estar como en sus tiempos de gloria.

Suerte que Jimin no mostró ninguna queja. Tan buen marido se había conseguido.

Últimamente su vientre le picaba de una manera que ¡Dios! Debía respirar repetidas veces para calmarse y no agarrar un tenedor o un cuchillo y clavárselo. Picaba mucho, pero esta cremita estaba quitándole ese malestar por el momento.

Abrió uno de sus ojos, viendo a un muy sonrojado Jimin, quien parecía un jodido virgen que miraba por primera vez un cuerpo desnudo.

Ah... amaba esa sensación. Saber que Jimin aún parecía fascinado cada vez lo observaba como llegó al mundo era reconfortante y alentador, incluso ahora que estaba gestando mostraba ese brillo de adoración y deseo que le subía el ánimo.

—Sé que te da vergüenza —dijo divertido—, pero debes dejarla de lado. En serio, tú fuiste el que me ha embarazado y de mellizos. Ellos no llegaron de la nada. Tuviste que... tú sabes —Hizo un círculo con su índice y pulgar, mientras que, con el índice de su otra mano, lo metió repetidas veces en el círculo.

Jimin no dijo nada, su atención estaban en los botones rosaditos que estaban hinchados y algo regordetes. La curiosidad pudo más con él y con su dedo presionó el pezón rosado del doncel, sacándole un gemido de dolor.

—¿Tanto duele? —preguntó curioso sin apartar sus ojos de ese lugar.

—Después de todo soy un hombre... —Se removió un poco sobre el regazo del peliazul—, en mi condición de doncel es raro que pueda lactar, pero resulta que lo voy a hacer —dijo incómodo. Vamos, Seokjin no tuvo que pasar por lo mismo. Le tenía envidia por eso—. Dicen que amamantar duele, imagínate yo que espero a dos críos tuyos.

«Pero si tú fuiste el que insistió en tenerlos...»

Jimin tampoco iba a cuestionarlo, conocía a Yoongi, tanto que incluso entendía parte de sus habituales contradicciones.

—¿No hay nada que pueda hacer para que no te duela?

—Nah.

—¿Ni un poquito?

—Nop —volvió a negar. Ya se había preparado mentalmente para ese momento, así que no se hacía tanto problema.

—Perdón, vas a pasarla mal por mi culpa.

—Y eso que no te hablé del parto. Créeme, me oirás gritar, tal vez te diga muchas cosas feas o jure venganza, pero es todo mentira, solo soy yo dejándome llevar por el momento. Pido disculpas por adelantado.

—¿Tan horrible será?

—Oh, sí, eso si es parto natural, porque si es cesárea, literalmente conmigo harán lo de "Meto cuchillo, saco tripas" —Sonrió por la mirada oscurecida del mayor—. Y las tripas son los melli.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora