Capítulo 21

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Como si no fuese suficiente lo que había pasado hace unos días, desde que esa chica se le insinuó a su esposo, Yoongi estuvo más alerta y para su desgracia, se dio cuenta de que su Jimin robaba miradas y suspiros enamorados.

Estaba algo decaído, no lo entendía, estaba teniendo sus momentos bipolares en los que pasaba de una emoción a otra al poco tiempo, pero estas eran muy contradictorias en sí. Diría que cualquier cosita lo alteraba, andaba sensible y eso era lo extraño, además de que lo ponía de mal humor.

Sabía que estaba siendo ridículo y hasta paranoico en celarlo, pues tenía la certeza de que Jimin no le sería infiel, pero ya había perdido la cuenta de cuántos donceles y mujeres le tuvo que espantar a su esposo.

Suspiró desganado.

Era tarde, se encontraban en una playa realmente hermosa, pero no podía disfrutarla del todo con esa constante amenaza. La vista era hermosa, el agua casi turquesa, Okinawa era un destino fantástico, tristemente, su estado anímico no ayudaba en nada.

Solo esperaba que no apareciera otra persona más que tuviera el descaro de coquetearle ¡Por Dios!

Justo al poco tiempo que se casaron, tenía que pasarle esto, era el colmo. En Corea, nunca tuvo este tipo de inconvenientes. Aunque, Jimin siempre fue guapo, desde antes de hablar con él, le pareció atractivo, pero, en Corea, no había quien no supiera quien era él y más pesó el miedo que la apariencia.

Claro, excepto para él que se le aventó en brazos ni bien tuvo la oportunidad, pero se consideraba diferente al resto.

—¿No crees que hace mucho sol? —preguntó Jimin, poniendo su mano por encima de sus ojos para hacerse sombra, mientras miraba al pálido cabizbajo y callado. Muy callado para su gusto.

Otro suspiro más desolador que el anterior se escuchó y eso puso alerta al peliazul.

—¿Estás bien, Gigi?

—De maravilla —respondió sin siquiera verlo.

Jimin hizo una mueca inconforme, llevaba días en que su linda pareja estaba desanimada y a la defensiva, realmente parecía tener ganas de golpear a alguien y ya lo tuvo que disculpar con personas que no lo comprendían. El reportero siempre estaba tan juguetón, vivaz y llevándolo de un lado a otro sin dejar de parlotear con una linda sonrisa de gomita en su rostro y verlo así... no le gustaba.

Se sentó a su lado y dirigió su mano en su muslo lechoso, apretándolo un poco.

—Voy a meterme al agua en un rato —informó con una leve sonrisa—. ¿Puedes ponerme el bloqueador?

Yoongi lo miró y cayó en cuenta de que no había notado que Jimin no llevaba nada que lo cubriera en la parte superior de su cuerpo.

Tan deprimido estaba que no se puso a babear por sus músculos. Esto ya era grave.

—Claro —Sonrió a duras penas.

Puso la crema blanca entre las palmas de sus manos y comenzó a tocar los hombros del contrario. Descendió por lo omóplatos, se mordió levemente el labio inferior por lo tenso y duro que estaban el cálido cuerpo.

De repente, algunas escenas subidas de tono vinieron a su mente.

«Genial, hace un momento estaba deprimido, y ahora estoy deprimido y caliente. Qué conveniente»

—Ya está —comentó en voz baja.

—¿No vas a aplicar el bloqueador en mi torso? —preguntó confundido y Yoongi tragó en seco. Bien, él siempre sería el primero en querer ponerle las manos encima, y eso seguiría siendo así, pero Jimin lo volvía un gato asustadizo con lo directo que era a menudo.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora