Capítulo 26

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Después de tanto tiempo, Jimin no recordaba haber dormido tan profundo y con tanta paz, aunque desde que compartía cama con Yoongi, sus horas de sueño habían mejorado de por lejos. Así que grande fue su sorpresa al abrir sus ojos por el sol estaba brillando intensamente y llegó a su lado de la cama, usualmente al despertar estaba aún oscuro. Prendió su celular, y toda somnolencia se le fue al ver que era la una de la tarde.

Sonrió victorioso. Por fin durmió de largo sin interrupciones, no recordaba cuando fue la última vez que le pasó. Debió ser cuando aún era un infante, antes de que padre intentara adoctrinarlo lo más semejante a él.

Bajó la mirada al sentir unos movimientos sobre él, escuchó también algunos balbuceos. Yoongi estaba despertando, le daba risa porque siempre parecía estar en una mini batalla consigo mismo para por fin salir de su ensoñación.

—Buenos días... —canturreó el menor, con un semblante reluciente. Últimamente Yoongi parecía haber adquirido cierto brillo.

Jimin parpadeó confundido, sin saber cómo decirle que ya era tarde y que se habían saltado el desayuno de por lejos. Yoongi de buen humor por las mañanas era como si se tratase casi de un milagro.

—¿Cómo estás? —cuestionó curioso por la felicidad bailar en los orbes felinos del pálido.

El doncel sonrió maliciosamente para luego decir—: Bien follado.

—¡Yoongi! —reclamó para luego cubrir con sus manos su rostro que mostraba un rubor rojo.

«Al menos esta vez no se hizo invisible», pensó el reportero al recordar esa actitud algo infantil de su pareja.

—¿Qué? —cuestionó con inocencia, batiendo sus rizadas pestañas.

Eso fue una especie de embrujo para Jimin, pero agitó su cabeza. Debía ser fuerte, conocía a Yoongi, podía a veces ser alguito manipulador, pero nada serio.

Como defensa, Jimin guio sus dedos a la nariz del menor y la apretó, sacándole un quejido de por medio.

—No... no digas esas cosas —pidió con un sonrojo en sus mejillas, pero tratando de sonar severo.

—¿Por qué? —refutó luego de librarse del agarre—. ¿Qué hay de malo con decir que mi esposo me tiene satisfecho en la cama?

—Es vergonzoso.

—A este punto comienzo a creer que te da vergüenza todo —aclamó, alzando sus manos al aire. Jimin a veces pensaba que Yoongi era demasiado—. Hace unas horas estabas mandón, hasta exigiéndome que me pusiera en posición perrito ¿Y ahora te haces el digno? Mal, Mimi, mal —chasqueó su lengua y volvió a recostarse en el fornido pecho del mayor, suspirando encantado al sentir los músculos.

—Me da vergüenza hablarlo, solo eso —comentó, acariciando los cabellos castaños con pereza.

—La otra vez te dio vergüenza hasta ver las heces de los gatos.

—¡Mi nariz no lo resiste! ¡Eso es diferente! —contestó ofendido, pero Yoongi lo ignoró, salió de las mantas para estirarse y gemir de satisfacción por lo satisfecho que se sentía.

Jimin lo observó en silencio ir al baño. De seguro Yoongi iba por su ducha de las mañanas. Claro que él no sabía que la hora que era realmente.

Para el moreno fue tentador seguirlo, pero no. Ya había desperdiciado mucho tiempo de su mañana y no habían desayunado, directamente iban a almorzar y él se encargaba de eso, a menos que quisiera que Yoongi incendiara su cocina. El doncel no contaba con habilidades culinarias además de las de freír Nuggets, para colmo se quemaba con el aceite, así que no era una opción.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora