Capítulo 16

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—¿Aún sigues deprimido? —preguntó Jimin preocupado, no le gustaba verlo así de deprimido. Yoongi siempre parecía iluminar todo, pero esta noche, estaba algo apagado.

Ni bien ambos llegaron a casa, Yoongi pasó de largo, ni una mirada le dio a los mininos, ni se molestó por ver la cocina algo sucia, solo se dirigió a la habitación que ambos compartían y se tiró como peso muerto en la cama, quedando boca abajo. Habían pasado unos minutos desde aquello y seguía igual.

«Debí estamparlo a la pared con más fuerza. Fui demasiado condescendiente con ese», reflexionó seriamente. Tal vez así su pareja hubiera estado de un mejor humor.

Ahora que lo pensaba, dudaba sobre si alejar a ese tipo había sido lo correcto. Mejor hubiera dejado que le diera el golpe para que descargara su ira, luego hubiera intervenido para no dejar que se armara un alboroto.

—Estoy molesto con ese imbécil ¡Le di una jodida invitación! ¿Puedes creerlo? ¡Y así me paga el desgraciado! —Tomó un peluche de pollito que estaba a su costado y lo apretó con fuerza—. Si aparece en nuestra boda, no me importará si el mismísimo Dios aparece para intervenir —Jimin vio cómo jalaba el peluche con mayor presión, pero guardó silencio. Había leído que uno no debe guardarse sus sentimientos, eso es malo, así que lo dejó seguir—, voy a arrancarle sus teñidos cabellos a jalones hasta dejarlo calvo y luego lo voy a despellejar con mis propias uñas hasta que quede irreconocible —concluyó, rompiendo el peluche, al cual se le estaba saliendo el relleno, bajo la mirada ensombrecida por parte del doncel.

Jimin mentiría si dijera que no se asustó ni un poco por lo que vio, pero igual mantuvo su semblante amable.

—¿Eso harás? —preguntó sentándose a su lado con una leve sonrisa, mientras le daba unas palmaditas en su espalda.

—¡Por supuesto! —gritó con decisión.

—Entonces te estaré dando apoyo desde lejos —comentó y eso causó una risita en el doncel—. Aunque, voy a detenerte si exageras —Al recibir un asentimiento como respuesta, acarició las suaves hebras castañas—. Voy a hacer sopa de fideos con pollo, eso te ayudará a sentirte mejor.

—Suena bien, pero lo quiero con una soda al lado —Alzó su mirada, encontrándose con los ojos grises de su pareja, estos reflejaban una veraz preocupación y eso no podía hacerlo más feliz.

—Lo que desees, solo anímate un poco.

—Vale —contestó monótono, no quería que sonar así, pero se sentía desganado. No podía evitarlo.

Al ver cómo Jimin se iba de la habitación que compartían a pasos lentos hasta ya no haber rastro alguno de él, soltó un suspiro de frustración, para mirar la pared blanca, tan sosa y aburrida. Así se sentía.

¿Acaso iba a dejar que un envidioso arruinara su felicidad?

¡No!

Con la determinación recorriendo su ser, usó ambas manos para darse palmadas en sus mejillas, dejándolas con una tonalidad levemente rosada. Él es Min Yoongi, el afanoso reportero que cuando aún era calificado como un principiante, para mostrar su valor en el medio, arriesgó su vida para conseguir una entrevista con el descendiente directo de grandes villanos que atormentaron al país de las maneras más crueles ¡No era un chico cualquiera!

Él había hecho historia.

Bueno, no tanto, pero de cierta manera sí había hecho que todo tomara un rumbo diferente.

Escuchó unos golpeteos suaves, y al bajar su vista, vio a los gatitos jugar entre ellos, yendo de un lugar al otro, Blanquita intentado saltar sobre Tommy, mientras que este huía de las feroces garritas de su hermana.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora