Capítulo 44

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—Esto era lo que necesitaba —dijo Yoongi con una sonrisa triunfante mientras tomaba su cerveza con ganas ¿Hace cuánto no bebía alcohol? Ni lo recordaba. Cada trago sabía a gloria en su máximo esplendor.

Gracias al cielo que los mellizos ya estaban más cómodos ante la transición de leche materna a leche en polvo. En serio, como doncel no producía tanta leche como las mujeres, y vaya que ya tuvo momentos en los cuales Hyunjin o Yeji hacían berrinches cuando a veces se quedaba seco ¿Qué podía más hacer si ya no había? Nada, que se aguanten y se adapten.

Demonios, esos dos eran demasiado para él a veces. Pero no. Hoy nada de mellizos, solo él y Jimin.

Y cerveza. No olvidemos la cerveza.

—Sí... —agregó Jimin desde su espacio en la cama, dejando la cerveza luego de haberle dado un tímido sorbo.

Era amarga y odiaba lo amargo, prefería el dulce sabor de los postres.

Yoongi arqueó una ceja a su dirección al escuchar la duda en la voz de su esposo.

—Por favor, Jim. Mis papás pueden con ello. Pudieron conmigo y con Jihoon a la vez.

—Ustedes no tienen poderes —acotó con rapidez.

—Yeji controlará a Hyunjin —El castaño puso los ojos en blancos. Estaba más que tranquilo al respecto.

Es que era algo gracioso, Hyu era el más travieso de los mellizos. Yeji tendía a ser más obediente y no tan aventurera, pero con un carácter duro si la fastidiabas lo suficiente —algo que a Jimin le hacía sonreír, pues ese aspecto le recordaba a Yoongi en demasía— así que era normal que, de vez en cuando, ver cómo ella le gruñía a su mellizo para que dejara de hacer lo que estaba haciendo o simplemente le daba un manotazo en la frente cuando este colmaba su paciencia que parecía ser muy limitada.

Ah... en verdad extrañaba a sus mellizos y no había pasado ni una hora desde su separación.

—Igual no estoy del todo seguro —intentó convencerlo otra vez. Estaban muy pequeños para ser dejados al cuidado de otra persona, incluso si se trataba de sus abuelos, ya que ellos no tenían poderes para poder manejar cualquier imprevisto que sucediera.

¡Eran aún unos bebés! Todo podía suceder.

—Mimi, amor, confía —Lo miró con diversión al ver al moreno aún con su ceño ligeramente fruncido—. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

La mente muy creativa de Jimin fue a diversos escenarios salvajes y trágicos.

—Oye, escúchame. Este es nuestro momento —indicó Yoongi, tomando el rostro de Jimin entre sus manos para que lo mirara fijamente—. Nosotros —repitió con lentitud. El otro asintió—. Estamos bajo constante presión por los mellizos. No es como si lo fuéramos a dejar con mis papás por una semana, tampoco somos malos padres por no tenerlos un par de horas, ¿sí? Merecemos un descanso.

Jimin sonrió levemente y acarició una mejilla de Yoongi.

—¿Un tiempo para nosotros?

—Un tiempo para nosotros —confirmó, juntando ambas frentes. Se acomodó en su regazo y buscó su lugar favorito: los brazos de Jimin.

No podía ser mejor. No gritos, no bulla, ellos dos solos. Claro que no se imaginaba una vida sin sus bebés, pero Dios solo sabe cuánto necesitaba de un respiro. Por más mínimo que fuera.

—Sigo pensando en los niños.

«Y ahí tenemos al adulto responsable», el doncel puso sus ojos en blanco.

Yoongi no podía evitar sentirse seguro y, de alguna manera, sentir que ganó la maldita lotería. Vamos, usualmente era al revés. Otros no hubieran soportado dicha responsabilidad y buscarían diversión en cualquier lugar lejos de casa, pero Jimin no, él estaba más involucrado con los mellizos que él.

Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora