—Maldita lisiada —repitió entre risas el doncel mientras veía una novela que encontró por casualidad al prender la televisión—. Ya, ya, cálmense —Dio unas palmaditas suaves en su vientre hinchado ante los movimientos bruscos por parte de los mellizos.
Últimamente estaban más inquietos que antes.
Tal vez él ahora era lo más parecido a una ballena varada en su sillón, pero estaba disfrutando la vida al máximo mientras acariciaba su barriga de casi nueve meses con pereza. Con su mano libre se llevó a su boca el pay de limón que Jimin había preparado exclusivamente para él.
Antes se le haría inconcebible comerse todo el postre sin pensárselo dos veces, pero a la mierda. Eran los mellizos los que querían comer eso, no él.
Alzó con desinterés la mirada al escuchar ruidos afuera, pero no hizo nada para ver de quien se trataba. Jimin había ido a hacer las compras del mes, él tenía prohibido salir por el momento, era una medida de precaución para no recibir un empujón o golpe en su vientre.
Jimin exageraba a su opinión, pero bueno, tampoco lo cuestionaría. No podía ponerse de pie sin que sus pies no sufrieran las consecuencias por su exceso de peso, así que le convenía después de todo. Además, él tendía a ser algo flojo, solo que ahora contaba con un justificante válido.
—¿Y tú qué haces aquí? —preguntó con desagrado al ver a su hermano menor frente a él ¿Quién lo había invitado en primer lugar?
Ugh, se le adelantaría el parto por ver a ese dumpling deforme.
—¿Acaso no puedo visitar a mi hermano? —refutó mientras arqueaba una ceja. Por Dios, Yoongi estaba más irritante que de costumbre y eso ya era decir mucho.
—No —chistó para volver a ver su novela.
—Pues qué pena, pero mi querido cuñis me mandó un mensaje indicando que te cuide en eso que no está —Se sentó en el sillón individual para luego ver sorprendido la gran redondez—. El nacimiento de mis sobrinos está cerca y debo vigilarte.
—¿Le haces más caso a mi esposo que a mí, tu propio hermano? —preguntó ofendido, dejando de lado su postre.
—Jimin es genial y no me dejó traumas de niñez —Jihoon se extrañó al ver que en ningún momento su hermano se había levantado. Seguía tirado en el sofá—. ¿Por qué no te levantas? Algo de ejercicio no te caería mal, no sé, estírate o algo.
—Lo haría si pudiera, pero no siento mis piernas... ni mis caderas.
—Eso te pasa por tragar como si no hubiera un mañana —contestó inocente para luego bufar con ganas—. Esperas mellizos, no un escuadrón o grupo de k-pop.
—No estoy así por comer demasiado —agregó con una sonrisita traviesa de por medio. Uno de sus mayores pasatiempos era molestar a su hermanito.
Igual no le debía explicaciones sobre lo que hacía o no.
—¿Entonces? —Se cruzó de brazos, mirando con cierto recelo. No le gustaba cuando Yoongi sonreía. No porque su sonrisa sea fea; de hecho, era una muy bonita y hasta inocente en cierto punto.
Pero si le sonreía a él significaba peligro. Lo aprendió a las malas.
—Me duele el trasero. Ya sabes —El doncel metió el índice en su puño semiabierto repetidas veces mientras alzaba y bajaba las cejas—. Hubo mucha acción.
Claro que no Yoongi no admitiría en voz alta que estaba en una jodida abstinencia desde hace meses. Sería humillante y no le tomaría ni un segundo al engendro de Jihoon para reírse en su cara de su desdicha.
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Entre villanos, amores inesperados y postres ➳ Jimsu
FanfictionA Jimin le habían enseñado que un villano no podía sentir amor, era simplemente imposible para ellos, por su misma naturaleza malévola. Sin embargo, Yoongi, junto con sus peculiaridades hacía que él cada vez más dejara de lado todo lo que alguna vez...