La repartidora (Camila G!P)

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Cada camino por estas calles desde hace aproximadamente siete meses, me habían cambiado de mi antigua residencia en donde repartía el correo y el periódico porque habían llegado nuevas personas, al principio me pareció incomodo tratar con gente nueva, pero solo basto por una sola casa para enamorarme de mi honrado trabajo.

Me llamo Camila cabello tengo 23 años, soy intersexual no me he avergonzado de eso nunca en mi vida, cada persona que entra en ella me acepta tal cual soy y trabajo como repartidora no me molesta, es más si me gusta mucha de las personas, son bastante amables excepto la señora Forrest ella casi que me tira a su pitbull, pero en si a todas les caigo bien en especial a una que espero caerle mejor, porque a mí me deja en las nubes cada vez que paso.

Se llama Lauren, Lauren Jáuregui es mayor que yo unos por unos 12 años de diferencia pero a mí me da exactamente igual, esta buena muy buena para su edad, está súper buena, desde que la vi por primera vez jure estar repartiendo periódicos y paquetes en el cielo, porque os juro que si la vieran dirían que han muerto y el ángel más hermoso esta frente a ustedes.

Cada que voy a dejar el periódico o algún paquete ella lo recibe en su entrada, pero lo que me alegra es que cada día debo entregar el periódico por lo que cada día Dios me da la dicha de ver a la persona de la cual me he enamorado. De ella me dejaría hacer hasta las infinidades de cosas porque es preciosa, sale en su hermoso albornoz de seda y me imagino mis manos en sus caderas al igual que esa fina tela, aunque no les miento me imagino cómo será su cuerpo terso y suave, con un olor tan suave para enamorar hasta al que no cree en el amor.

Cada mañana que paso por allí ella me saluda y yo amablemente y mordiéndome la parte interna de la boca le respondo su saludo.

-Buenos días Camila ¿Qué tal el día de hoy?- me dice con su suave voz aterciopelada mientras me mira por esos hermosos ojos verdes que parecen el océano.

-Buenos días señora Jáuregui perfecto ¿Y el suyo?- le respondo y ella solo sonríe, siempre le hizo gracia que le dijera así y no Lauren, pero es que es toda una dama y debo respetarla de la boca para afuera porque si ve mi imaginación estoy segura que no me saludaría nunca más.

Otro dato es que nunca le he visto pareja y eso me motiva a darme un chance.

-El mío ahora mejor que te veo- me dice y se gira dándome un guiño, eso me ha dejado impactada era la primera vez que se me insinuaba así y yo casi caigo desmayada.

-El mío usted lo mejora cada día- le digo antes de que entre a su casa, ella se gira y me mira con una sonrisa de lado.

-¿Cuántas casas te faltan?- me pregunta desde la puerta de la suya -Quisiera invitarte a tomarte algo- dijo y mi corazón se aceleró.

-Unas cuantas- es lo que le respondo mientras apunto a la dirección que voy.

-Termina y ven- fue lo último que dijo para dedicarme una sonrisa y perderse detrás de la puerta de su hermosa casa.

No pude volar como la película E.T porque sería surrealista, pero admitiendo ella también es surrealista así que porque no podía pasarme, pedaleo lo más rápido que puedo y dejo con una sonrisa cada entrega y periódico.

-Adiós Camila- me decía una de las tantas señoras a las que le entrego sus pedidos.

-Feliz día- le respondo y ella dice exactamente lo mismo, para entrar a su casa.

Pedaleo más lento para que el sudor que ha caído por mi sien se seque, no quiero llegar y que vea que estaba toda desesperada por verla, aunque lo que más me sorprende es que me está esperando en el porche de su casa, en el sitio donde habitualmente me recibe cada mañana, se ha cambiado de ropa y trae unos pantalones de chándal grises y una camiseta holgada color blanco, se veía ligeramente su sujetador negro, eso me hace pensar que no saldrá de su casa el día de hoy, ella vende inmuebles y en pocas situaciones la veía con su traje de falda ceñida a sus piernas, su camisa blanca pegada y encima su chaqueta a juego junto a sus tacones y su portafolio, así se veía aún más preciosa pero tenerla enfrente con la pinta de ahora más hogareña se veía en una escala de números el infinito entraba perfectamente.

One Shots Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora