New Rules (2da parte Lauren G!P)

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Camila había tenido el mejor polvo de su vida, encontrar a una mujer que le hiciera todo lo que su antiguo novio no lograba, contando hacerla ver estrellas era fascinante pero lo mejor era que le hacía olvidar la razón principal por la que opto terminar con ella en la cama.

Lauren por su parte se había acostado con Raimundo y todo el mundo, al ser dueña de los mejores clubs de fiestas nocturnas hacia lo que deseaba y se acostaba con la que eligiera, pero nunca pensó que se encontraría con esa preciosa morena, que estaba cantando despechada por un hombre que ella misma pensó se la coloco en bandeja de plata, sino que además de ser hermosa su movimiento de cadera cuando estaba como una diosa encima de ella, no solo la hacía desearla, ni ansiarla, si no quererla solo para ella.

Esa mismísima noche que le ofreció el trago, fue el cerrojo para la puerta que ninguna de las dos usaría para la salida.

Esa mañana Lauren le había escrito un texto a la morena, con la excusa de poder verse y pasar un rato tomándose un café, pero lo que no esperaba la ojiverde es que justamente un hombre, grande y fornido la detuviera en su oficina un tiempo más del esperado, tratando de convencer a la pelinegra de que fuera socia de su pequeño local, para ella era como tirar dinero a la chimenea de su casa, y antes de dárselo a él prefería tirarlo al fuego, pero el llanto del gran hombre le hizo cambiar de opinión y que además de ello, ya iba tarde, así que luego de cerrar el trato y ver como el hombre se sacudía la nariz, tomo su camioneta último modelo y acelero tan rápido que el carrito ese rojo, el Rayo McQueen el mismo que dice, cuchao camau, creo que es así, se quedaría atontado, pero eso no hizo que la molestia de una morena que la esperaba, descendiera.

-Entra- dijo Lauren dentro de la camioneta blanca integra a una Camila molesta porque había llegado tarde.

-No, porque si deseabas llegar tarde me lo hubieras dicho- reclamo con sus brazos cruzados haciendo un puchero que sabía encendía a la ojiverde.

-Camz, por favor- suplico con un tono de voz bajo, casi suplicándole, cosa que la gran Jáuregui no hacía.

-Bien- contesto con toda la mala gana del mundo, algo muy de mujer enojada, pero todo se resaltó más cuando abrió la puerta trasera y no la del copiloto.

-¿No me acompañaras? ¿Me dejaras sola aquí adelante?- pregunto Lauren mientras girando medio cuerpo apoyando su brazo en el asiento del copiloto hablaba a la morena, viendo como asintió sin mediar palabra, se volvió a su sitio inicial –Bien, hoy seré la chofer de la señorita Camila- comento en tono gracioso sacando unos lentes negros de la guantera y colocándoselos mientras alzaba las cejas y la miraba por el retrovisor.

-Me parece espectacular, tenerte de chofer- comentó Camila tratando de aguantarse la risa.

-Sus destinos son mis órdenes, bella dama- dijo riendo mientras la morena por primera vez en el día le dedicaba una sonrisa.

Luego de llevarla a comer helado, a comprarse ropa, llegaron casualmente, digo casual para no decir intencionalmente por la morena, al local que le hacia la competencia al de Lauren.

-En serio Camila- dijo de mala gana mientras tenía que ir detrás de ella.

-Si mi preciosa chofer- cemento con cierta ironía, logrando que la mayor girara los ojos.

Estaba molesta más que molesta, porque además de llevarla a ese sitio, había decidió hacer que entrara al vestidor con ella y probarse los vestidos mientras se quedaba en ropa interior, pero lo peor era que no dejaba que Lauren la tocara, El miembro de Lauren estaba más que duro apretando en sus pantalones de vestir, lo que ahora le importaba mierda que su erección se viera de aquí a la luna, cualquier persona en su sano juicio tendría el miembro así si la castaña se presentara en bragas y brassier de encajes negros, mientras se inclinaba para subirse la cantidad de vestidos arrancables y desechables.

One Shots Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora