One Shots Camren G!P

La madrastra (Lauren G!P)

10 años atrás.

Cuando tenía cinco años, iba con mis padres en el auto luego de un día de paseo que me habían prometido, comimos helado, pizza y me monte en un montón de juegos, de camino a casa ya en la tarde, mi madre se estaba sintiendo un poco mal entonces mi papa accedió a manejar, todo iba bien hasta que una fuerte luz nos segó a todos. Solo queda decir que tres de los que estaban en el auto, solo sobrevivimos dos.

5 años después.

Luego de aquel acontecimiento que destrozo la vida de mi padre y también la mía, intentamos llevar todo con normalidad, o eso creíamos siempre buscábamos pasar tiempo juntos debo admitir mi padre era el mejor, se había dedicado a amarme como su único tesoro, aunque algunas personas me llamaban fenómeno por tener lo de un chico en vez de lo de una chica, nunca me desalenté porque mi padre siempre estaba para alentarme.

Cada día luego de la escuela pasaba en mi bicicleta, por un gran hospital, aclaro mi sueño no es ser doctora pero pasaba cada día para mirar a una hermosa chica, yo con diez años me gustaba una chica de veinte, era hermosa, mejor dicho preciosa así que hacia mi recorrido exactamente a la hora que salía de aquel hospital.

Desde entonces me había enamorado, aunque no sabía exactamente que era aquello.

En la actualidad.

-Cariño ven a cenar- dijo mi padre desde la cocina, baje algo molesta no deseaba encontrarme con nadie, ni socializar quería que todos se fueran a la mierda, en el buen sentido, es decir, que se vallan pero que no les pase nada, no sé si me llego a explicar.

-No quiero, iré a comer con Normani- dije pasando fugazmente por la cocina y abandonando la casa con un portazo.

Se preguntaran porque mi mal humor, bueno unos años después cuando tenía 13 años mi padre me presento a su nueva novia, y adivinaran quien era, pues si la chica que me volvía loca desde los diez, estaba tan molesta que no podía aguantar estar en la misma casa, la relación con mi padre fue decayendo y con ello mi autoestima.

-Lauren podemos hablar- dijo mi padre cuando cruce la cocina para llegar a las escaleras, habían pasado unas cuantas horas desde que me fui.

-¿Qué quieres?- dije con desgano.

-¿Por qué has estado así conmigo desde que conocí a Camila?- me pregunto algo cabizbajo, no sabía que decir, bueno si, que me encantaba pero la quería para mí no para él.

-No quiero hablar de eso papá- fue lo único que solté para sentarme al frente de él.

-No sé porque actúas así- comento pasando sus dedos por el vaso de agua que estaba en la encimera, dejando trazos en él, que se iban disolviendo a medida que las gotas caían al calentarse el agua.

-Solo es algo que no deseo hablar contigo- dije y Salí de aquel sitio encontrándome de frente con la chica más hermosa de todo el planeta, la esquive y corrí de vuelta por las escaleras y me encerré en mi cuarto para volver a empalmarme pensando en mi madrastra.

Así pasó un años más, evitaba verlos y casi siempre me la pasaba en casa de cualquiera solo para evitar hacer una estupidez de la que saliera herido no solo mi padre, ni Camila sino yo.

-Laur hija, baja debo comentarte algo- cuando baje me encontré con dos pares de ojos mirándome, sin hacer contacto visual me senté en aquel taburete de la encimera y me aclare la garganta haciendo un ademan con la mano para que hablara.