—¿Y qué apostaron? —le preguntó Patrick a su novio cuando estaban en el cuarto.
—Así que nos vieron. —dijo haciendo su característica sonrisa radiante.
—Sí, algo así.
Pete le explicó en lo que consistía la apuesta mientras el rubio escuchaba atentamente y reía. —¿Tres meses, en serio? Estás consciente de que es más probable que pierdas, ¿verdad?
—Lo sé. —contestó con simplicidad. —¿Crees que hice la apuesta para que yo ganara? obvio no, sólo quiero que Frank y Gerard estén juntos. Ya es hora de que esos dos tórtolos se dejen de dar amor disimulado y sean felices. Aunque presiento que el idiota de Frank va a perder la apuesta de todos modos. —dijo poniéndose una playera. —Y además quiero correr en calzones, es divertido.
El rubio rió y luego miró a Pete con ternura, abrazándolo por enfrente y robándole un beso largo. —Eres un lindo, Petey. Por eso te amo, ¿lo sabes?
El moreno sonrió más, tomando los cachetes fríos del más bajo y llenándolos de besos y mimos mientras el rubio reía y jugaba con la parte trasera de la playera de su novio. —Yo también te amo, Lunchbox, muchísimo. Eres mi razón para seguir vivo. —rozó las casi inexistentes cejas contrarias con el pulgar. —Te ves tan lindo cuando sonríes... prométeme que estarás así de feliz siempre.
Patrick tomó las manos de Pete sin quitarlas de sus mejillas. —Mientras estés a mi lado, no hay nada que me quite esta sonrisa. —dijo en voz baja, para que sólo lo escuchara Pete. Volviendo a besarlo con dulzura.
Gerard ayudó a Brendon a recoger el plástico de todos los globos reventados en el patio y tirarlos a la basura.
—Gracias, Gee. Pero debiste haber entrado a cambiarte con los demás, puedes resfriarte por tener tanto tiempo la ropa mojada. —dijo Brendon.
—Tú también podrías resfriarte, cuatro manos son mejor que dos y no quiero que te enfermes, me sentiría mal y me preocuparía. —explicó el muchacho pálido.
Brendon le sonrió y ambos entraron a la casa para secarse y cambiarse.
Gerard quiso abrir la puerta del cuarto de Kara, pero tenía seguro. —Mikes, abre. Soy yo. —la puerta se abrió, pero no era Mikey, era Ray.
—Mikey está en el cuarto de Mason, fue a traer mi playera porque la olvidé, pero ya se tardó mucho, ¿puedes ir por él, Gee? por favor.
El pelinegro suspiró. —Claro, Rayito. No tardo.
Gerard se dirigió al cuarto de Mason, tiritando un poco por frío. Abrió la puerta pero no vio a Mikey por ningún lado, sólo estaba la cama destendida, maletas abiertas y ropa mojada en el piso.
—Mikey. —lo llamó Gerard. —Mikey, ¿dónde estás? Ray necesita su camiseta.
—Mikey no está aquí. —dijo alguien en la habitación. Momentos después se oyó el abrir de la puerta del baño y de ahí salió Frank, quien había aprovechado para ducharse. Su cuerpo irradiaba vapor por haber salido de la regadera recién, el problema era que vestía unos bóxers negros algo ajustados, y nada más... —No sé dónde podría estar, pero creo que Ray dejó su camisa por aquí. —continuó, dirigiéndose a la maleta de su amigo, dándole a Gerard una excelente vista de su ancha espalda y sus fuertes piernas, el más alto estaba paralizado, luchando para no babear, cerrando los ojos con fuerza y gritando internamente, claro que había visto a Frank sin playera, pero cuando tenían como 10 años. Principalmente porque Gerard era muy discreto con su cuerpo, ya que según él, daba asco por no ser bonito y delgado como debería, entonces procuraba cambiarse solo o con Mikey cerca y nadie más.
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𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠
Randomᴜɴ ɢʀᴜᴘᴏ ᴅᴇ ᴀᴅᴏʟᴇsᴄᴇɴᴛᴇs ɴᴏʀᴍᴀʟᴇs sᴜғʀᴇɴ ᴜɴ ᴄᴀᴍʙɪᴏ ᴇxᴛʀᴀɴ̃ᴏ ᴇɴ sᴜ ᴀʙᴜʀʀɪᴅᴀ ᴠɪᴅᴀ, ᴏʙᴛɪᴇɴᴇɴ ᴜɴᴀ ᴇsᴘᴇᴄɪᴇ ᴅᴇ ᴘᴏᴅᴇʀᴇs ϙᴜᴇ ɴɪ sɪϙᴜɪᴇʀᴀ ᴇʟʟᴏs sᴀʙᴇɴ ᴅᴇ ᴅᴏ́ɴᴅᴇ sᴀʟɪᴇʀᴏɴ. ᴀʜᴏʀᴀ ᴛɪᴇɴᴇɴ ϙᴜᴇ ʟɪᴅɪᴀʀ ᴄᴏɴ ᴇsᴏ ʏ ᴄᴏɴ sᴜs ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀs ᴅᴇ ᴘᴜʙᴇʀᴛᴏs. •𝑴𝒖𝒍𝒕𝒊𝒔𝒉𝒊𝒑𝒑• ...