•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ y ᴄᴜᴀᴛʀᴏ ♡¸.•

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Pete tomaba la mano de Patrick, sonriéndole con dulzura, intentando darle calma a su novio.

Él llevaba un ramo de flores en la otra mano, intentando pensar en las palabras correctas. No había vuelta atrás, ya estaban en Chicago, su ciudad natal.

Lo había decidido, después de tener una charla privada con su hermana sobre su sexualidad dos semanas después de la charla con Kevin, decidió que era tiempo de hacérselo saber a su mamá. Si ya sus hermanos lo sabían, ¿por qué no lo sabría su propia madre? también su padre debería saberlo, pero eso significaba una muerte segura y dolorosa.

Decidió pedirle a Pete que lo acompañara para presentárselo a su mamá, ya que Pete nunca la había ido a ver, por eso este viaje era especial. El moreno le pidió permiso a su madre de ir a visitar a su papá, puesto que tenía muchos años que no iba a Chicago para verlo y de paso le presentaría a Patrick, su novio.

Por suerte ella aceptó, se contactó con el señor Wentz para que les diese alojamiento temporal a los niños y los recogiera en el aeropuerto.

Se supone que acompañarían al papá de Pete a su trabajo, pero antes necesitaban ir a otra parte, y por eso salieron de casa una hora antes.

Después de un tiempo llegaron a su destino.

—Será mejor que los espere aquí, para darles su espacio.

—Gracias, papá. —le agradeció Pete.

Patrick únicamente asintió y volvió a tomar la mano de su novio.
Caminaron un poco antes de entrar a esa zona de pastizales verdes y piedras grises con flores de diversos colores alrededor, a pesar de verse como un lugar bonito, el ambiente era un poco melancólico.

Llegaron finalmente, Pete apretó más esa pálida y pequeña manita entre la suya, dejando después un beso en su mejilla y susurrando un suave 'hazlo' en el oído de su contrario. El rubio asintió, se acercó despacio y después se hincó enfrente de la gran piedra gris con letras desgastadas.

Aquí yace el cuerpo de Patricia Stumph.

Una excelente madre y esposa, fiel amiga y compañera, abrumadora profesional de amabilidad y empatía.

—Hola, mami. —habló suavemente el pequeño rubio, dejando las flores a un costado de la lápida de su madre. —Lamento no haber venido a verte tan seguido, la escuela me tiene algo ocupado, y desde que nos fuimos de aquí porque ya no estás, ha sido aún más difícil. —intentó explicarse. —Kevin está bien, ya no duerme con ese molesto delfin de peluche. —sonrió levemente. —Y Megan está a punto de terminar su carrera, será una gran arquitecta. Y pues papá... él sigue igual, sigo sin entender cómo es que te pudiste casar con alguien así. Pero no vine por eso. —ahí sentado, tomó del brazo a Pete para que se acercara y tomara asiento con él. —T-te quiero presentar a alguien, mami. —Pete sonrió levemente y sintió la temblorosa mano de Patrick entrelazarse con la suya. —Él es Pete, m-mi novio... yo... ¿recuerdas una vez cuando tenía nueve... y me dijiste que yo iba a amar a la persona que eligiera mi corazón? pues creo que mi corazón eligió a este idiota... —soltó una risita silenciosa. —Kevin y Megan ya saben, pero quería que tú lo supieras también. Y no te preocupes, aunque esté medio estúpido, Pete cuida muy bien de mí, y me quiere como yo a él... —apretó más el agarre en la mano del moreno y cada vez pudo retener menos sus lágrimas. —P-pero tengo miedo de papá... si él llega a enterarse las cosas no se van a poner bien, y tú lo sabes, ya no estás para defenderme de él y no podrás evitar que me haga algo ahora. —la vista de Patrick comenzó a nublarse demasiado y no dejaba de llorar, se acercó un poco más a la lapida de su madre y puso sus brazos encima de ella, escondiendo su rostro ahí para llorar más. —Te extraño, mami. Te extraño muchísimo. —sollozaba. —Ojalá estuvieras aquí, ojalá pudiera abrazarte una vez más. Con una vez me basta... extraño tus brazos, tu calor, tu voz, tus ojos... —el rubio no pudo seguir, empezó a llorar cada vez más. Pete le dio unas suaves palmadas en su espalda y después lo rodeó por completo en un abrazo, Patrick se apartó de la tumba para girarse y abrazar fuerte al moreno. Nunca pensó que volver a ver a su mamá le traería tanto dolor. Y es que era su madre la que siempre lo defendía de su papá, la que siempre lo cuidaba cuando enfermaba y la que siempre le ayudó con prácticamente todo.

𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora