𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠

•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴜɴᴏ ♡¸.•

Después de cruzar el parque tan solo demoraron unos minutos en llegar al hospital, Frank le abrió la puerta a Gerard para que entrara primero y luego pasó él.

En la sala de espera estaban Pete, Brendon, Mikey, Ryan, Patrick y Ray. 

Ray, Patrick, Ryan, Brendon y Pete estaban platicando animadamente mientras Mikey estaba durmiendo sentado en las piernas de Ray, lo abrazaba como si fuera un gran oso de peluche mientras el rizado le repartía cientos de besos por toda la cara y le hacía caricias en el pelo.

—¡No mames, un pollito de los que venden en el mercado de los domingos! —exclamó Brendon despertando a Mikey. —¿Me lo puedo quedar, Ryan?

—Bren, no es un pollito, es Frank. Y si te lo quedas probablemente ni siquiera va a esperar a que te duermas para asesinarte.

—Oye 'Trick, tú también te habías pintado el pelo en secundaria, ¿te acuerdas? —preguntó Pete con sorna.

—No Pete, no me acuerdo, ahora cierra el puto hocico y no empieces. —rezongó Patrick.

—Es cierto, te lo habías pintado de verde. ¡Te veías bien cagado! —suelta Brendon, riendo algo fuerte.

—¡Cállense o les meto un putazo a los dos! —amenazó el rubio.

—No, a Brendon no, pégame a mí pero a él no. —dijo Ryan abrazando a Brendon como una manera de protección.

Patrick rodó los ojos. —Voy por agua. —murmuró. Se levantó de su asiento y fue a pedir un vaso.

—¿Patrick, te enojaste? Patito espera no te enojes conmigo, perdóname, no lo vuelvo a hacer pero ya no te enojes. —suplicaba Pete corriendo tras el ojiazul.

—¡No estoy enojado! —se escuchó a lo lejos.

Mikey bostezó y miró a su hermano con una cara modorra, traía puesta la sudadera que le había prestado. —Al fin llegan, creí que ya no iban a venir.

—Pero les avisamos que llegaríamos más tarde... —se excusó Gerard.

—Sí, pero no creíamos que tan tarde. —opinó Ray. —¿Traes mis llaves, Frank?

—Yep, ten. —contestó Frank buscando las llaves en sus bolsillos, las sacó y arrojó a Ray, quien las atrapó limpiamente.

—¿Por qué traes la capucha puesta? —le preguntó Mikey a su hermano. —¡No me digas que también te lo pintaste!

—Bueno... tal vez sí, talvez no... —titubeó Gerard.

—A ver. —dijo Mikey emocionado.

—No, te vas a reír.

—A ver, Gerard ¿cuándo me he reído de tí?

—El día que me puse los zapatos al revés, la vez que me explotó la tinta de mi pluma en clase de biología, cuando estábamos viendo una película en línea, salió una ventana emergente de un sitio porno y me asusté tanto que me caí de la cama y me torcí el tobillo, ¿sigo?

—Esta bien, pero de algo que uses nunca me he reído.

—¿Ah, no?

—Ya me callo, sólo déjame ver.

—Yo también quiero ver. —dijo Brendon metiéndose en la conversación.

—Y yo. —secundó Ryan.

—¿También puedo ver? —preguntó Ray.

—¿Qué queremos ver? —dijo Pete, que ya volvía con un brazo alrededor de los hombros de Patrick.