𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠

•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇs ♡¸.•

—¿Cómo que está muerto? —preguntó Gerard con un hilo de voz. —No puede estar muerto, lo estoy viendo, está justo ahí.

—No te asustes muchacho, porfavor. —habló el señor. —Lo que dice tu amigo es verdad, estoy muerto, eres el único que puede verme no sé por qué, pero necesito tu ayuda.

—Murió, Gerard. —continuó Spencer. —Era un hombre muy amable, recuerdo que una vez me defendió de Byers, ese chico era peor que tener migraña. —dijo. —Un día nos dijeron que encontraron al señor Bern muerto aquí en el patio, dicen que fue golpeado en la cabeza con una regadera, pero nadie supo quien fué, a día de hoy se desconoce el culpable.

Gerard volteó a ver al anciano nuevamente. —¿Eso es cierto?

—Sí. Es por eso que necesito que me ayudes, yo sé quién me asesinó y sigue en la escuela, debes hacerle saber a la directora Hathaway antes de que asesine a alguien más.

—¿Quién te asesinó?

—Fue Higgins.

—¿Anton Higgins? ¿el profesor de Geografía?

—Ese mismo.

Gerard se quedó atónito. —No lo puedo creer... pero si es buen maestro, no diré que amable o comprensivo, pero sí muy tranquilo.

Gerard no movía para nada las piernas y eso provocó que se le entumecieran, pero prefirió aguantarse el dolor para no tener que despertar al castaño.

—Él supo perfectamente como manipular a la directora para que nunca sospecharan de él, pero yo tengo pruebas. —continuó Bern.

—¿Qué clase de pruebas? —preguntó Gerard intrigado.

—¿Ves ese árbol?

—¿Cuál de todos?

—El más pequeño.

—Sí, lo veo. —dijo Gerard.

—Excelente, entre sus ramas visualizarás algo celeste, tómalo y entrégaselo a la directora Hathaway, dile dónde lo encontraste y ella sabrá que hacer.

—¿Tengo que tomarlo ahora? —preguntó Gerard mirando hacia sus piernas donde estaba Frank, aún dormido.

—Cuando puedas, pero que sea pronto por favor, sólo quiero descansar. Quiero... quiero ver a mi esposa. Su nombre era Margaret. —suspiró intentando calmarse y no llorar antes de proseguir.— Ella dejó este mundo hace seis años, tenía un severo caso de cáncer de páncreas, ese día que estaba agonizando en el hospital, tenía trabajo y cuando pude ir a verla fue demasiado tarde, no pude volverle a recordar lo mucho que la amaba antes de que se fuera para siempre de mi lado, muchas veces intenté suicidarme para estar con ella, pero entendí que no era la solución, una vez vi y escuché algo que no debí aquí en la escuela, al final me descubrieron, era una especie de secta y no planeaban nada bueno, así que el líder se deshizo personalmente de mí para que no quedaran "testigos no deseados". —dijo formando comillas con sus dedos color azul grisáceo. —Han pasado dos años desde aquella noche, esa noche que tuve que trabajar más tarde, sentí una presencia cerca y cuando me dí la vuelta pude visualizar a mi asesino antes de que me golpeara con fuerza provocando mi muerte, por un momento pensé que era una señal y finalmente podría ver a Margaret, pero no puedo. Al parecer, aún estoy atrapado aquí, y lo estaré hasta que se sepa quién me asesinó.

Gerard solo asintió, la historia que le contó el señor Bern hace unos momentos lo había conmovido.

El anciano terminó su relato con los ojos hinchados y unas lágrimas resbalando de sus mejillas, que inmediatamente limpió con su muñeca.