•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʏ sɪᴇᴛᴇ ♡¸.•

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Dos meses habían pasado ya desde ese día.

Dos meses era el tiempo que Patrick se había mudado ''temporalmente'' a casa de Pete, y tenía que admitir, que nunca había tenido tanta paz y felicidad en un hogar por tanto tiempo desde que su madre había fallecido. La señora Dale, madre de Pete, era sumamente amable con él y lo trataba como a uno más de la familia, sus hermanos también eran muy divertidos y gentiles, no podía pedir más.

Sus propios hermanos fueron los que lo mantenían al tanto del estado de su papá y las cosas en casa, y por lo que le contaban, seguía bastante enojado, pero a pesar de que se le notaba más el mal humor, desde que se fue Patrick todos los días sin falta, David subía a la habitación del rubio para encerrarse ahí por un tiempo, pero nadie sabía qué hacía ahí dentro.

En cuanto a Gerard, Donald se lo había tomado con mucha calma, probablemente la experiencia que tuvo con Mikey fue suficiente para aceptar a sus hijos sin importar nada, además de dejar de ponerle tanta atención al género de las personas con quienes salían.

Donna también se veía tranquila después de la pelea que tuvo con su esposo ese día, y no había sido la única, pero de alguna manera los hermanos Way estaban acostumbrados a oír a sus papás pelear desde mucho antes por problemas externos e internos de ellos. A Elena le molestaba mucho que sus nietos vivieran en ese ambiente tan podrido que ni siquiera era culpa suya, así que ella se encargaba de hacer cualquier cosa para entretenerlos de todo ese alboroto que creaban sus papás y les enseñó a no sentirse afectados por los conflictos entre los mayores.

Pero en esos dos meses cada vez que sus padres discutían, Gerard no podía hacer como si no fuera su culpa. En el día su mamá se comportaba normal, pero en la noche cuando su papá aún no llegaba del trabajo o simplemente no discutían, Gerard podía oír desde su habitación los sollozos y gemidos tristes de su madre. Eso no ayudaba en lo absoluto a que el pelinegro se sintiera mejor, y casi siempre era Mikey el que tenía que consolarlo y convencerlo de que él no tenía la culpa de nada, justo como Gerard había consolado a Mikey cuando hace algunos años la situación había sido al revés.

A la escuela habían ingresado un par de alumnos nuevos; entre ellos Bert, Jenna y un muchacho que se desconocía su nombre por el momento, pues no se había presentado a la escuela debido a una supuesta operación que tuvo por problemas de salud. En realidad era otro ángel que se retrasó por problemas en el cielo que necesitaba atender, la única información que los demás quisieron soltar fue que era uno de los arcángeles más importantes y su nombre era Uriel, ya habían oído la mención de ese nombre por los gemelos Knight ese día que subieron al cielo por primera y última vez, pero nunca lo llegaron a conocer.

Se les había pedido a otros tres alumnos que ayudaran a los recién llegados a conocer la escuela y adaptarse con más facilidad, entre esos alumnos escogieron a Frank, ¿por qué? fácil. Primer razón, si lo hacía, algunos profesores prometieron subirle unas décimas en sus materias, y la segunda razón, quería pasar tiempo con Bert, así que era una muy buena excusa.

Jenna y el otro muchacho fueron asignados con otros dos alumnos que también fueron sobornados con décimas.

Siguiendo con el tema de la búsqueda en la que todos estaban involucrados y la verdadera razón de tener a Bert y a Jenna como ''alumnos nuevos'', aún no encontraban nada. Había sido más difícil de lo que pensaban, y también debían cuidarse de no verse sospechosos o se atenían a que algún demonio encubierto los descubriera.

Al llegar Bert y Jenna al colegio, Awsten y Owen les presentaron a los demás ángeles encubiertos que también estaban ayudando en la búsqueda.

El primero en ser presentado fue Eremiel, un ángel bajito con cabello rizado que en la Tierra se hacía pasar por una mujer con el nombre de Elisa Yao.

𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora