•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴛʀᴇs ♡¸.•

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Mientras más se acercaba a la puerta, escuchaba con más claridad las risas de Joe.

—Ahora más alto. —decía Joe. —Ahora más pequeño. Alto otra vez, ahora a tu tamaño normal... dije tu tamaño normal.

—Pero es mi tamaño normal.— escuchó a Frank reprochar molesto.

—Oh cierto, eres muy enano. —le contestó Joe.

—No te pateo la entrepierna porque ya estás inválido. —amenazó.

Gerard asomó la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja. —Hola, perdón por tardarme. —dijo entrando al habitáculo.

—No hay problema. —le contestó el castaño.

Joe también volteó a ver a Gerard y frunció la cejas. —Frank... ¿quién es el gordito excesivamente tierno que acaba de entrar? juraría que es Patrick pero, Patrick no tiene la cabeza roja y es más pequeño.

—Joe, él es Gerard ¿te acuerdas de él? solía tener el pelo negro, así como te expliqué que yo solía tenerlo café.

El inválido frunció más el ceño, intentando con todas sus fuerzas recordar al de ojos avellana que estaba frente a él. —Nope, no me acuerdo de ti. A ver, acércate más.

Gerard obedeció y se puso a un lado de la camilla metálica.

—Más cerca.

Se acercó un poquito más, teniendo la cara de Joe a una distancia aproximada de quince centímetros.

Joe lo analizó con detenimiento, de pies a cabeza y de cabeza a pies, reposó sus ojos en el rostro de Gerard por segunda vez, y sin previo aviso, el rizado tomó sus mejillas regordetas y comenzó a jalarlas suavemente como una abuela.

—¡Dios mío, eres excesivamente tierno! —exclamó fascinado. —Y muy lindo. —agregó. —Pero todavía no me acuerdo de ti...

Detrás de Gerard, Frank estaba hirviendo en celos, pero no podía hacer nada al respecto. 

Primero, sería muy obvio, y ya había estado demasiado obvio en todo el día. Segundo, Joe sólo estaba comportándose como lo haría cualquier persona que acaba de conocer a Gerard.

—Un momento... —dijo soltando las mejillas de Gerard y analizándolo nuevamente, mientras el pelirrojo sobaba sus propios cachetitos todos rojos por el maltrato que les dio Joe hace unos instantes. —¡Gerardo! ya te recuerdo. Según yo, Andy me dijo que dibujas bien, eres muy fanático de los comics y te gusta Fran-.

—¡FRANCIA! ¡exacto Joe, me gusta mucho Francia, es un país encantador! —exclamó rápidamente colocando su mano alrededor de la boca de Joe, haciéndole señales de que guardara silencio y no dijera nada.

Afortunadamente, Joe no chupó su mano y entendió perfectamente, quitando la mano del avellana de su boca. —Sí, Francia. Eso iba a decir...

—Que bueno que ya te acordaste de mí.

—No sé por qué me costó tanto trabajo, te pareces un poco a Patrick, pero también tienes un poco de... ¿Michelin, se llama? el que venía con el de afro gigante.

—Mikey. —dijo Frank, aún tenía la cara toda roja por celos.

—Sí, sí, él. Se parecen mucho.

—Joe... Mikey es mi hermano menor.

El rizado frunció el ceño por tercera vez. —¡Ahhhh, claro! ¡Miguelito y Gerardo! —exclamó triunfante. —Por eso el parecido... pero espera, entonces si Mikey es tu hermano menor, ¿significa que tú obtuviste tus poderes primero?

𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora