𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠

•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛᴇ ♡¸.•

Ya habían salido de la estética, atendieron primero a Gerard ya que, con un poco de ayuda de Frank, por fin se decidió de que color se pintaría el pelo, mientras que Frank aún no sabía, así que tardó un poco en pensarlo y finalmente también tomó su decisión.

En el proceso, Gerard estaba muy nervioso, siempre fue muy inseguro y tenía muchas preguntas en su cabeza «¿Y si no me gusta? ¿se me hubiera visto mejor otro color? ¿me veré ridículo? ¿y si me quedo calvo por el tinte? ¿qué tal que a Frank no le gusta?» pensaba.

Mientras tanto Frank... se quedó dormido.

Apenas le estaban aplicando el peróxido cuando sus ojos ya se estaban cerrando y... ahí quedó.

Cuando terminaron con Gerard, se miró al espejo, no se veía tan mal, pero algo dentro suyo le decía que teñirse el pelo había sido una mala decisión.

Tomó sus cosas y pagó, gracias a Dios en las mañanas siempre hacía frío, entonces Gerard llevaba una sudadera extra y se la quitaba cuando comenzaba a hacer calor. Con algo de prisa, empezó a buscar esa sudadera en su mochila, no la encontró.

Se empezó a estresar, casi volteó toda su mochila en busca de esa sudadera inmunda, pero en eso se acordó de la razón por la cual no la encontraba, se la había prestado a Mikey.

«Dios mío, soy yo otra vez» pensó. Pero como Dios no deja caer sudaderas del cielo, directamente Gerard se la peló, así que tuvo que buscar otra alternativa y lo único útil que encontró fue su cuaderno de artes, era muy grande y le cubría toda la cara, era perfecto para esa situación, tampoco es que pudiera ver, pero eso era lo de menos.

Veinte minutos después, ya le estaban lavando el pelo a Frank, para después secárselo y peinarlo. Cuando terminaron y también pagó, fue donde Gerard para que ya se fueran, obviamente no fue difícil notar que tenía un cuaderno enorme cubriéndole toda la cara.

A diferencia de su acompañante, Frank rara vez se quitaba su sudadera, hiciera frío o calor, él traía puesta una sudadera, a veces hasta dos. En esa ocasión se la había quitado un momento para que no se pintara o se llenara de pelo. Pero viendo que Gerard se negaba a mostrarle como quedó su pelo, él tampoco lo haría. Así que se la volvió a poner, cubriendo su cabello con la capucha. 

—Ya vámonos. —le dijo a Gerard tocándole el hombro. Afuera ya se veía algo oscuro, sacó su celular para ver la hora.

7:52 p.m.

El mayor se levantó de los sillones, cubriendo su cabello del campo de vista de Frank, tanteando todo con una mano y con la otra sosteniendo firmemente el cuaderno, intentó buscar una forma de ver a Frank sin mover el cuaderno de su rostro, pero sólo alcanzó a fijarse que traía la capucha de su sudadera puesta, por lo cual él tampoco podía ver el resultado de su cabello teñido.

Estaba tan concentrado con eso que su mano no alcanzó a sentir el vidrio que estaba enfrente y se estampó contra él, creando un sonoro estruendo.

—¡Ay! —chilló. —¡Mi nariz, arde!

Atrás de ellos, las señoritas que atendían en la estética estaban intentando disimular la risa que les dio, Frank las miró mal y se preocupó, tomando el hombro del avellana.

—Déjame verla.

—No, no es necesario. —chilló apartándose rápidamente.

—Pero te duele, quiero saber si te pasó algo grave.

—No, en serio, no duele tanto. —decía desesperado con los ojos acuosos y una lágrima escurriendo de su mejilla por el ardor.

—Bueno, pero si sigues con el cuaderno en la cara, te vas a seguir estampando donde sea.