•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ ♡¸.•

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Pete fue a recoger a Patrick a su casa para que se fueran juntos, después de despedirse de su mamá, sus hermanos, y aguantar más de 15 insultos homofóbicos del padre de Patrick, pudieron irse.

Caminaron tranquilamente hasta haberse alejado lo suficiente de la casa del rubio, cruzando el parque con cuidado, estaban a unos siete minutos de llegar a casa de Brendon.

Casi a un lado de un callejón, Pete se detuvo.

—¿Todo bien? —preguntó Patrick.

—Sí, sólo quería decirte algo.

—¿Y eso es...?

Pete se quedó callado unos segundos y finalmente habló, se le veía nervioso, bastante a decir verdad. —Patrick, me gustas. Es decir, me gustas mucho, muchísimo, eres... precioso, tan lindo, inteligente y-... y amable, pero a la vez eres... tan vulgar e hijo de la chingada... y eso me encanta. —el rubio sonrió y volteó los ojos con diversión.—Me gustan tus ojos, tu cabello, tu sonrisa, tus labios, tu forma de ser, todo tú me encantas... hablo en serio cuando digo que no hay nada en ti que me disguste. Todas las cosas que no te gustan de tu cuerpo, a mis ojos son cosas que te hacen único y hermoso, no hay un momento del día o noche que no esté pensando en ti, haces que mi corazón lata muy rápido y sienta que se me va a salir del pecho, me siento como un lienzo sin estrenar y tú eres un pintor, que me llena de color y vida con su precioso arte, el arte de su amor. —suspiró ruidosamente. —Siento que llevamos mucho tiempo siendo... carajo, ni yo sé qué somos ahora mismo, pero sí sé que-... qu- quiero que-... que seas mi novio. N-no lo había preguntado antes por miedo de que dijeras que yo iba muy rápido para ti o algo por el estilo... pero siento que ya es mucho tiempo entonces... ¿qué dices? —terminó con timidez.

El rubio abrió mucho sus ojos y sonrió enseñando sus aperlados y perfectos dientes. No lo podía creer, era como un sueño. Un sueño que se sentía muy real. —Sí. Sí, sí, sí y mil veces sí. —asintió abrazando por el cuello a Pete, haciendo que el moreno lo abrazara por la cintura y besara su cabeza.

Celebraron un momento, mirándose fijamente y con amor, después de tantos meses por fin eran algo más que amigos y el simple pensamiento hacia que el corazón de Patrick estuviera como loco.

De la nada, dentro del callejón se escucharon aplausos lentos y tortuosos, haciendo que la pareja se separara y Pete se asomara a ese hueco oscuro, protegiendo a Patrick con su cuerpo.

De ahí, salió un joven más o menos de su edad, delgado, más alto que ellos y de ojos azules, tenía un corte a rape pero se notaba que su cabello era rubio y su tez pálida, un rostro ovalado con las orejas y el labio perforado.

—Awww, pero que tierna pareja son, muchas felicidades, par de maricones. —dijo con suavidad y desdén.

—¿¡Quién te crees para hablarnos así!? —respondió el moreno con rabia a esas palabras.

—¿Qué ya no te acuerdas de mí, Pete?

—No. Nunca en mi vida te he visto.

—Que pena... ¿qué tal tú, 'Trick? ¿te acuerdas de mí?

—No me llames 'Trick, cara de mandril. Ni siquiera sé quien putas eres.

—¿Ah, no? ¿entonces no recuerdan esa vez en el parque... hace casi un año?

—¿... de qué hablas? —preguntó Pete más calmado.

—Ese día que estaban todos en el parque. —repitió con más detalle. —Cuando yo me acerqué con unos amigos y Joe me golpeó por decir la verdad.

Pete y Patrick abrieron los ojos enormemente.

Patrick comenzó a enojarse. —¡Hijo de puta!, ¿¡eras tú!?

𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora