Pete estaba emocionado, ya era miércoles y estaba de camino a la casa de Patrick para que fueran a reunirse con los demás, no podía creerlo, estaba... feliz.
Unos minutos después llegó a la casa de Patrick, era completamente blanca, con una que otra planta de decoración.
Se dirigió a la ventana que daba al cuarto de Patrick y tomó una piedra pequeña para después arrojarla a su ventana. Después de la tercera piedra, la ventana se abrió y antes de que Patrick se asomara Pete se hizo invisible.
Patrick asomó la cabeza y se extrañó de no ver a nadie.
—¿Pete, eres tú? —preguntó.
—Me descubriste. —respondió el pelinegro entre risas mientras se hacía visible de nuevo.
—¿Qué tanto pegas en mi ventana? —pregunta Patrick.
—Dijiste que pasara por tí... espera, ¿era broma, cierto?
—No, no lo era, quería que pasaras por mi. —respondió un Patrick con las mejillas coloradas.
—Pues aquí estoy ¿ya estas listo?
—Sí, ahorita te abro, pero compórtate que está mi papá.
—Está bien.
Pete fue caminando hasta la puerta principal y unos segundos después se abrió, dejando ver a un chico rubio más bajo que Pete.
Tenía unos ojos azules con un anillo amarillo alrededor de la pupila, esto provocaba que de vez en cuando se vieran de un tono verdoso, usaba unos lentes color negro un poco delgados y desgastados, poseía una tez muy pálida y una corpulencia un poco regordeta, pero eso a Pete no le importaba, para él Patrick era perfecto tal y como era y no le importaban sus defectos.
Lo amaba tanto que sus defectos automáticamente se convertían en virtudes.
—Ni se te ocurra jotear ahorita. —susurró Patrick.
Antes de que pudiera decir algo más, salió el padre de Patrick.
—Ah, Pete. —dijo mientras le extendía la mano en modo de saludo. —Que gusto volver a verte.
—Hola, señor Stumph. —dijo Pete.
—Te lo he dicho millones de veces, dime David. —Pete musitó un 'lo siento' y apartó la vista avergonzado. —¿Por qué apartas la vista? ¿eres marica?
—N-no, señor... David. —respondió Pete.
—Pues que buena noticia, porque ya le dije a Patrick que si se encuentra uno de esos por la calle, le de un buen puñetazo en la cara para ver si le acomoda el cerebro y le quita esa repugnante enfermedad. —dijo el señor Stumph con una cara de asco. —Una vez en la plaza le di un buen puñetazo a dos maricones que se estaban tomando de la mano, los dejé en el piso y les di unas buenas patadas, me detuvieron unos policías pero valió la pena.
Pete sólo tenía unas tremendas ganas de darle una patada en los testículos, pero se contuvo, después de todo era su futuro suegro y no quería causar una mala impresión.
—Bueno papá, gracias por la anécdota que ya has contado como quince veces, pero Pete y yo tenemos que irnos o llegaremos atrasados, nos vemos. —habló Patrick un poco más rápido de lo normal.
—Claro hijo, no llegues muy tarde. —dijo el señor Stumph dándole un golpe en el brazo a Patrick, quien soltó un quejido de dolor. —Por Dios Patrick no seas maricon, ni te di tan duro. Pero bueno, —suspiró. —nos vemos Pete.
—Adiós. —fué lo único que dijo el moreno.
Patrick y Pete comenzaron a caminar hacia el parque, que quedaba a unos veinte minutos.
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𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠
Diversosᴜɴ ɢʀᴜᴘᴏ ᴅᴇ ᴀᴅᴏʟᴇsᴄᴇɴᴛᴇs ɴᴏʀᴍᴀʟᴇs sᴜғʀᴇɴ ᴜɴ ᴄᴀᴍʙɪᴏ ᴇxᴛʀᴀɴ̃ᴏ ᴇɴ sᴜ ᴀʙᴜʀʀɪᴅᴀ ᴠɪᴅᴀ, ᴏʙᴛɪᴇɴᴇɴ ᴜɴᴀ ᴇsᴘᴇᴄɪᴇ ᴅᴇ ᴘᴏᴅᴇʀᴇs ϙᴜᴇ ɴɪ sɪϙᴜɪᴇʀᴀ ᴇʟʟᴏs sᴀʙᴇɴ ᴅᴇ ᴅᴏ́ɴᴅᴇ sᴀʟɪᴇʀᴏɴ. ᴀʜᴏʀᴀ ᴛɪᴇɴᴇɴ ϙᴜᴇ ʟɪᴅɪᴀʀ ᴄᴏɴ ᴇsᴏ ʏ ᴄᴏɴ sᴜs ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀs ᴅᴇ ᴘᴜʙᴇʀᴛᴏs. •𝑴𝒖𝒍𝒕𝒊𝒔𝒉𝒊𝒑𝒑• ...