•.¸♡ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴅᴏᴄᴇ ♡¸.•

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El rizado se sentía afortunado de que su madre y su padre lo apoyaron cuando les confesó que era gay, y más feliz se sintió cuando les presentó a Andy ya no como su mejor amigo, sino como su novio, ellos no tuvieron problema con ello, al contrario, le tenían mucho cariño a Andy, el problema era con la madre del pelirrojo, pero eso lo verían más adelante.

—¿Crees que Joe nos vaya a dejar para reunirse con Jon? —preguntó Spencer con un aire triste.

—Spence' no digas eso, todos sabemos que Joe está lleno de vigor, puede superar cualquier cosa, él es chingón. —le reprochó Dallon. —Y sé que me estás escuchando, Joe, lo que más deseo en este momento es que despiertes, —dijo dándole un pequeño golpe amistoso en su hombro. —y también que te des cuenta de que debes demostrarle más a menudo tu cariño a Andy, él no te lo dice porque te quiere, pero le pone melancólico que a veces seas muy frío incluso con él.

Joe sabía que nunca fue alguien sentimental, y lo que decía Dallon era cierto, sólo que Joe pensaba que Andy ya sabía lo mucho que lo quería y no hacía falta recordárselo todo el tiempo, seguía pensando en todo lo que le decían sus amigos, aunque sus voces se escuchasen amortiguadas con un eco muy extraño que era producto de su cabeza.

Cuando Dallon y Spencer salieron de la habitación, (que eran los últimos según los cálculos de Joe) la habitación por fin se quedó en silencio, un silencio que duró un poco menos de cinco minutos, ya que entró alguien más, pero no eran dos personas, sólo era una, cuando Joe escuchó que esa persona llegó al costado de la camilla, casi segundos después sintió cómo unos brazos lo rodeaban, sus oídos percibieron unos sollozos familiares.

Andy...

—Mi vida, s-sé que tengo que ser fuerte, pero es que... n-no puedo, me aterra la idea de perderte, tal vez no estés escuchándome, o tal vez sí, d-de todos modos quiero que sepas que t-te quiero demasiado, y estaré aquí todo el tiempo, —susurraba el pelirrojo, llenando de lágrimas el hombro de Joe.— y-yo te voy a cuidar y te leeré tu historia favorita, e-esa de las chicas superpoderosas en el zoológico.

«No puedo creer que aún recuerde que me gusta esa historia, aunque es el único que lo sabe...»

—Y-yo se que no eres una persona que d-demuestra lo que siente y que tampoco le gusta recibir mucho cariño, m-me disculpo por estar abrazándote ahora mismo mientras lloro, es muy triste y cursi. —decía Andy con una pequeña risa atorada en su garganta.

«Yo soy el que debería disculparse, si salgo de esto te prometo que voy a demostrarte que te quiero y me importas, no solamente voy a saberlo y pensar que tú también ya lo sabes, prometo hacerte tan feliz como tú lo haces conmigo. Carajo, desearía poder moverme para abrazarte.»

Lástima que Joe no podía mover un músculo o articular palabra alguna.

✼ ҉ ✼ ҉ ✼ ҉ ✼ ҉ ✼ ҉

Toda esa semana estuvieron la mayor parte del tiempo en el hospital, y a decir verdad a nadie le molestaba, lo único malo de eso era que Joe no daba señales de despertar y eso provocaba estrés en el grupo de amigos.

El que literalmente hizo del hospital su segunda casa temporal fue Andy, estaba muy feliz de que ni el doctor ni los enfermeros tuvieran problema con que se quedara a dormir en el hospital, y eso si dormía, porque rara vez lograba conciliar el sueño, si lo hacía, dormía muy pocas horas.

Dormía a un lado de la camilla de Joe por si llegaba a pasarle algo, la primer semana se quedó en la sala de espera, pero a mitad de la segunda semana el pulso de Joe se aceleró sin razón y desde ahí a Andy le dio miedo dejarlo solo.

𝙰 𝚙𝚘𝚠𝚎𝚛𝚏𝚞𝚕 𝚌𝚛𝚎𝚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora