Capítulo 10: En las profundidades.

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Cuando salimos al jardín nos encontramos con Matt y Silvia junto con las plantas. A Matt le encantaban la botánica. Yo durante toda mi vida no había conocido a nadie que no supiera tanto de ellas como él lo hacía. Era increíblemente inteligente, prefería tardar horas en hacer un trabajo que hacerlo rápido y sin sentido, la perfección iba con él. Era elegante pero tampoco le gustaba ir muy arreglado simplemente le gustaba ir bien. Tanto Alex, Carlota y yo conocimos a Matt en primaria, al principio era un poco tímido, pero como todos nos ha pasado alguna vez, cuando conoces aquellas personas y sientes, percibes que puedes contarle todo lo que quieras con la mayor naturalidad, y es básicamente por la confianza.

– Buenos días chicos. – Dijo Silvia al vernos, secándose con la muñeca la frente.

– Buenos días, ¿qué estáis plantando?

– Rosas rojas.

– Nos hemos levantado y como no hay nada para comer nos hemos acercado a la ciudad a comprar y si tenéis hambre hay comida en los armarios y en la nevera.

– Pero rosas, ¿por qué? – Preguntó Carlota curiosa.

– Estaba indecisa, pero por suerte he llevado la persona adecuada a comprar.

– Normalmente las rosas suelen durar todo el verano si las cuidas, y si añadimos que a esta casa un jardín decorada por rosas la hará mucho más bonita, así que le dije que comprara rosas, que, a pesar de ser un poco caras, vale la pena tenerlas.

Sonreí, seguía sin entender como sabía tanto de flores.

– ¿Y vosotros? ¿Qué vais hacer? – Preguntó Silvia al ver que los cuatro íbamos en bañador.

– Supongo que es obvio con estas pintas, vamos a bañarnos al lago, hace un gran día. – Miré al cielo despejado. Hacía tanto que no sentía la libertad que ni siquiera me había parado a respirar aire puro por un momento. No me había dado ni tiempo para darme cuenta de que ya era libre.

– ¿Y Sandra? – Preguntó Matt al ver que no estaba con nosotros.

La verdad es que no la había vuelto a ver desde la noche anterior.

– No sé, la última vez que la vimos fue ayer que se quedó dormida.

– Yo la llevé a su cuarto y no la he vuelto a ver.

– Ahora subiré a su cuarto para ver si está bien, iros a bañar y tu Matt ve con ellos si quieres.

– No prefiero quedarme aquí con las plantas.

Silvia sonrió al oír eso y se fue a dentro, sentí la mirada de Carlota clavada en mí, la miré y me hizo un gesto con la cabeza señalando a Matt. Aquel gesto lo dijo todo, era momento para contárselo a Matt y que estuviera al día, que las cosas que pudieran ocurrir no le pillaran por sorpresa. Además, pocos secretos quería ocultar a Matt.

– ¿Me estáis diciendo que tú – dijo señalándome – ves fantasmas y que uno fue asesinado por tu madre?

– Sí, sé que es difícil de entender, pero es la verdad.

– ¿Pero tú te estas oyendo? Estamos hablando de un fantasma, una persona que fue asesinada por tu madre, tu propia madre.

– Sé que es difícil de entender, – repetí – hasta a mí me cuesta creerlo, pero es la verdad Matt, necesito que confiéis en mí. – Dije girando la cabeza para ver a los demás.

– Confío en ti Emily, y sé que con éstas cosas no te atreverías a jugar, pero entiéndeme es difícil de creer.

– Lo entiendo, y entenderé que esto sea demasiado para ti y no quieras saber nada o hasta que quieras irte.

– No, no yo me quedo y quiero saber más, estaré contigo, – miró detrás de mí. – estaré con vosotros en todo momento es solo que estoy en shock, – me sonrió y esa sonrisa me dio confianza. – pero eso sí, si ves a mi abuela no quiero saberlo.

– Que idiota que eres. – Aparté su dedo que me señalaba y le dí un abrazo. – gracias, de verdad. – Le susurré en el oído, para que lo escuchara él y solo él.

Pero a ese abrazo se acoplaron el resto.

– Bueno que yo estaba aquí tranquilo con mis rosas.

Nos reímos, y nos fuimos al agua, al rato Matt se acercó y se sentó en el borde.

– ¿Creéis que hará algo cuando venga?

– Sinceramente no lo sé. – Respondió Ian.

– Tengo el presentimiento de que algo pasará, pero no sé el qué.

– Pues si va a pasar algo lo voy a grabar y haré una película, y ganaré algún que otro Bafta y será la mejor película de los últimos años. – Dijo Alex mirando al cielo con cara de triunfador.

– Sigue soñando. – Dije riendo.

– Además si hace algo serás el primero en echar a correr, no te va a dar tiempo a grabar nada. – Bromeó Matt, pero a decir verdad, es lo que iba a pasar. Alex correría como si la vida le fuera en ello, y nos dejará a los demás ante el peligro.

– Ya verás tú quien será el primero en echar a correr. – Se había picado, sabía que era verdad y por eso no empezamos a reír. – A partir de ahora voy a coger la cámara y grabaré todo lo que pase.

– Pero si viene dentro de una semana...

– Es para disimular... – hubo un silencio, no era un silencio incómodo, pero no me gustaba. – ¿sabes qué es lo más curioso de todo?

– ¿Qué?

– Que tu padre es el sheriff y está casado con una asesina.

– No había caído en eso... – Musité mirando el agua, pero era la verdad, mi padre, el sheriff vivía bajo el mismo techo que una asesina. Para ella eso es como cuando un niño se ríe de una payasada.

– Si es que yo le doy al coco.

– Sí, para las pocas veces que lo usas se ha de reconocer que has dado en el clavo. – Dije burlándome de él.

Entonces empezó a salpicarme y repentinamente noté una mano que me cogía del tobillo y me hundía, oí que todos mi llamaban. Intentaba nadar hacía la superficie pero me era imposible, me tenía cogida de las dos piernas, miré abajo para ver quién era pero no conseguía ver su cara. Me estaba ahogando notaba que mis pulmones necesitaban aire, no podía respirar y lo necesitaba, miré hacia arriba y vi a Alex y a Ian que nadaban hacía mí, al verles mis fuerzas de nadar hacía arriba eran mayores, pero a la vez se agotaban, cada vez estaba más en las profundidades de ese lago y de repente ya no pude más, me dejé llevar hasta al fondo y así fue, mis ojos se cerraban, me tumbé hacia atrás y noté algo frío y rígido detrás de mí, con las pocas fuerzas que me quedaban giré la cabeza y vi el cuerpo de Peter, me eché atrás, chillé, más o menos, y entonces todo se apagó, ya no sentía nada, salvó una mano que me cogía.

No te duermas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora