Cuando por fin pude abrir los ojos, la luz del sol que entraba por los grandes ventanales del comedor y la cocina me cegaron la vista. Una vez mis ojos se acostumbraron a tanta luz me di cuenta de que Ian estaba durmiendo en el suelo, su cabeza apoyada al lado de donde estaba la mía, Alex estaba durmiendo en el sillón, Carlota en el de enfrente, había un ambiente tranquilo, sin nada extraño alrededor, me senté en el sofá, me estiré, mi espalda crujió esa sensación realmente me encantaba, y cuando me levanté escuché una puerta abrirse, era la del cuarto de Irene.
- Buenos días Irene. - Dije entusiasmada, a pesar del dolor que había pasado por la noche, no me dolía absolutamente nada, ni siquiera el brazo de la quemadura.
Me levanté al ver que Irene no me respondía, me dirigí con cuidado hacia su habitación sin hacer ruido, y la verdad que siempre que no quería hacer ruido lo acababa haciendo y es que casi me caigo encima de Alex, me mantuve en equilibrio. Arrastrando el sol detrás de mí, y antes de dar un solo paso más, me di cuenta de que algo no estaba bien, ese sol, esa paz, esas ganas de sonreír no eran normales. Retrocedí unos pasos y me topé con algo, o más bien con alguien, me quedé quieta, no moví ni un solo músculo.
- No tengas miedo, no te hará daño. - Dijo una mujer, su voz era de una mujer mayor, de una anciana. - Solo quiere lo que te pide.
"Solo quiere lo que te pide", no entendía nada, ¿qué quería decir eso? ¿de quién hablaba? ¿De Peter? ¿De Irene? ¿De quién? Cuando me giré para ver quién era aquella señora mayor había solo los chicos, pero en la escalera estaba aquella mujer, aquella mujer que vi anoche antes de cerrar los ojos. Me miraba fijamente desde las escaleras, ¿es aquella mujer a la que se refería la anciana? ¿Es a ella a quien no debo temer, la que no me hará daño, que es lo que tengo que hacer? ¿Qué era lo que me pedía? Estaba asustada, estaba sin saber qué hacer, exhausta, harta de mi misma.
- ¿Quién eres? - Lo dije, estoy segura que lo dije, pero mi voz no me salió, o eso creo, en definitiva, me estaba volviendo loca.
¿Qué me está pasando? ¿Quién soy? ¿Qué es lo que estoy haciendo? Ni yo misma lo sé, ¿cómo lo van a saber los demás por mí? Necesito dormir, mis ojos se cierran, pero hay algo que hace que se mantengan aún abiertos, ¿será esa mujer?
Volví la vista atrás y ahí estaba Irene, paralizada, con su pantalón largo de pijama de cuadros y su camiseta de tirantes blanca, llevaba el móvil en una mano, miraba a la escalera, supuse que vería a la mujer, pero era imposible aquella mujer era una visión, un fantasma, qué se yo. Así que decidí volver a mirar la escalera, la cara de Irene me decía que lo hiciera. Lo que vi fue simplemente una frase, de sangre, a esas alturas toda mancha roja era sangre, una frase en latín "Minori debiles expenderint". Entendía el significado, pero no entendía a que venía, antes era que los débiles deben morir y ahora era que los menos débiles lo pagarán, ¿pagar el qué? No entendía nada, las preguntas aumentan y no había ningún tipo de respuesta a todas ellas, todo era cada vez más lioso, más pesado, más agotador. Mi paciencia, mi lucha iba minorando, iba agotándose cada minuto que transcurría. Segundos caí en que Irene seguía justo al lado de su habitación observando atónita la pared. Me giré simplemente para ver una cara conocida, y lo que me llevé fue un susto.
- ¡Dios Irene! Esto no se hace, - dije apartándome un poco de ella, estaba justo a unos milímetros de mí, podía sentir su vaho, podía ver como cogía aire por la nariz de lo cerca que estaba - me has asustado, ¿por qué te has acercado tanto?
- Vigila las espaldas, vigila las palabras, todo lo que creas que no tiene respuesta está justo delante de ti y todo lo que creas que ya lo sabes es una mentira. Te han engañado como a una niña chica, y pagarás las consecuencias, nos has puesto en peligro a todos por tu inmadurez. Corre o el lobo te comerá, pero no huyas de él, el lobo es más bueno de lo que crees y te ayudará a correr porque si no corres el cazador te cazará. Minori debiles expenderint. - Acabó por decir.
"Corre o el lobo te comerá, pero no huyas de él, el lobo es más bueno de lo que crees..." Esa frase estaba llena de contradicciones, no entendía ni siquiera por qué Irene estaba de esa manera, me hablaba como si fuera un robot y ¿por qué me decía esas cosas?, algo estaba pasando y no sabía el qué, miraba a mi alrededor y lo veía todo tan tranquilo, volví a dirigir mi vista a Irene, pero ella ya no estaba, no entendía nada, todos desaparecían menos Ian, Alex y Carlota, ellos seguían durmiendo tan tranquilos, ajenos a lo que me estaba pasando, a lo que estaba pasando en aquella casa.
- Corre o el lobo te comerá, pero no huyas de él...- Volví a repetirme en voz alta, miré afuera, y me di cuenta de que el cielo se estaba apagando poco a poco, estaban apareciendo unas nubes oscuras, nubes de tormenta, nubes que lo apagaban todo.
Y así fue en unos pocos segundos todo se volvió oscuro, parecía que la noche había vuelto al cielo, pero era por la mañana, tocaba desayunar no irse a la cama. En aquel momento no sé qué sentía, pero acabé por decidir ir a despertar a aquellos tres. Me dirigí primero a Ian y cuando le toqué los hombros para despertarlo, la puerta de la cocina que comunicaba con el patio se abrió de golpe, entró un aire frío, congelado que hizo que empezara a tiritar.
- Ian, despierta, Ian...- no se despertaba, y me puse aún más nerviosa cuando escuché los zapatos de alguien resonar en el parqué de la cocina. - Ian por favor despierta, despiértate.
La oscuridad invadía toda la planta baja, notaba a alguien observarme desde la isla de la cocina, pero no sabía quién era, ¿era un hombre o una mujer?
- ¡Ian! - Chillé de golpe, estaba sollozando, aquellas pesadillas no se acababan nunca, el miedo era una sensación continua, no iba a parar en la vida. Lloraba, lloraba con todas mis fuerzas, me senté en el suelo y me arrastré hasta la esquina, agaché la cabeza y seguí llorando, no podía más, cuanta más fuerza sacaba para afrontar los problemas antes se agotaba y cuando más la necesitaba ya no quedaba en mí. Ya no podía más, hasta que escuché la voz de Ian decir mi nombre.
- ¿Emily? - Con tan solo escuchar su voz dejé de llorar, abrí los ojos y levanté la mirada.
Chillé.
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No te duermas [Editando]
Gizem / GerilimEmily es una chica con unos sueños, con unas metas que algún día quiere conseguir. Tiene sus estudios, un hermano y a sus padres. Con ella están también sus amigos, su novio que nunca le falla, pero desde hace unos meses en su vida se ha incorporado...