Capítulo 44: No temas al lobo.

27 3 0
                                    

Me desperté de golpe en mi cama, las pulsaciones iban rápido, notaba como la sangre subía y bajaba, me dolía el pecho de respirar tan deprisa; estaba sudando, pero hacía frío, miré a mi izquierda y vi que llovía. Carlota estaba durmiendo plácidamente dándome la espalda, miré la puerta que estaba cerrada, entonces quise saber la hora.

- 2:38...- dije en un susurro atónita, todo había sido un sueño, tan solo había pasado una hora, ese sueño había parecido tan real. Como todos los demás.

Entonces recordé que había pasado antes de despertar.

"- ¿Emily? - Con tan solo escuchar la voz de Ian intenté tranquilizarme, abrí los ojos y levanté la mirada, ahí estaba Ian, delante de mí. - ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?- No paraba de llorar Ian estaba conmigo, dejaba de estar sola, perdida ante el mundo.- Ven aquí pequeña.- Dijo acercándose a mi ayudándome a levantarme del suelo, me abrazó, le sentía tan cerca de mí que lo abracé con más fuerza, seguía llorando pero ahora lloraba a su lado y no en una esquina de la casa a oscuras, sola.- Ya esta pequeña, ya pasó, se acabaron las pesadillas, estás conmigo, shh.- Yo seguía llorando pero esta vez con calma, empezaba a controlar las respiraciones, él mientras me seguía calmando, me seguía acariciando el pelo, seguía abrazándome, dándome besos en el hombro.- Ya está enana, todo saldrá bien, ya está shh, respira pequeña, respira con tranquilidad.

No podía dejar de llorar, pero sabía que Ian estaba ahí conmigo, que no me dejaría sola, que seguiría abrazándome hasta la eternidad. Se apartó un poco de mí y yo agaché la cabeza, no quería que me viera con aquella cara.

- A ver... - dijo cogiendo con sus dos manos mi cara, pero yo seguía intentando evitar que me mirara- a ver esa cara de princesa que tienes. - Sonreí, hasta reí un poco. - Así estás mucho más guapa, sonriendo, volviéndonos a todos locos con tu sonrisa, pero me falta verla.

Su mano izquierda se mantuvo en mi mejilla derecha pero su mano diestra se posó en mi cintura. Se agachó para ver si conseguía verme o que yo levantara la mirada, y lo consiguió, poco a poco levanté la cabeza, me topé con su mirada y cuando le vi todo se fue, no pasó ni un segundo que lo volví abrazar, esta vez tenía mi cabeza apoyada en su pecho, escuchaba su latido, eso me tranquilizaba, mis brazos le rodeaban el cuerpo, mientras los suyos estaban en mis hombros, notaba aún su mano derecha en mi nuca acariciándome con delicadeza cuando me di cuenta de que había sido estúpido dejarle, le seguía queriendo, le amaba con todo mi corazón, quería que mis malos días él los volviera en buenos, y que los buenos días los volviera perfectos. Quería seguir estando en esos brazos todos los días de mi vida. Y tenía que decírselo, respiré hondo, me tranquilicé.

- Ian, yo te...- No me dejó acabar la frase.

- Ven, vamos al sofá, que a este paso nos quedaremos de pie todo el día. - Dijo cogiéndome de la mano, me miró, le miré. Cuando nos dirigimos al sofá, no dimos ni un paso, Ian me puso detrás de él. Ahí estaba aquella mujer otra vez, pero esta vez habló.

- No es él, corre o el lobo te comerá, pero no huyas de él, el lobo es más bueno de lo que crees y te ayudará a correr porque si no corres el cazador te cazará. Y te ha cazado...

- ¿Qué? - Dije extrañada, ¿de qué hablaba esa mujer? ¿Quién me había cazado?

Pasó de mi pregunta, Ian seguía delante de mí, estaba serio, me daba miedo la mirada que tenía mirando aquella mujer, y cuando me quise dar cuenta aquella mujer empezó a correr hacía nosotros, levantó la mano derecha, ¿y qué tenía? Lo de siempre, un cuchillo. Ian me empujó para atrás que hizo que me cayera al suelo y aquella mujer lo apuñaló, no una vez ni dos, sino varias delante de mí. Chillé, hasta dejarme el último aliento de mí."

Parpadeé, volví en sí.

- Ian...- Dije en un suspiro leve.

Me levanté corriendo sin hacer ruido, abrí la puerta y crucé el pasillo, abrí el cuarto de Ian, y ahí estaba él, durmiendo como Alex en la cama vecina. Cerré la puerta con sigilo tras de mí, me dirigí a su cama y me tumbé a su lado.

- ¿Qué pasa? - Dijo al notar que alguien se metía en su cama en mitad de la noche.

- He tenido una pesadilla. - Dije tapándome, y acomodándome a su lado. Tenía que decírselo ahora o no iba a poder decírselo nunca. - Y pasa que aún... - Cogí aire. - Pasa que aún te quiero Ian, no me dejes sola en esto... por favor. Te quiero. - Dije acurrucándome aún más a él e intentando contener el sollozo y las lágrimas que se aproximaban a salir.

- Ven aquí pequeña. - Dijo acomodándose, poniendo su brazo derecho debajo de mi cabeza, para que lo utilizara como almohada, y su mano izquierda cogió mi cabeza y la acercó a sus labios, me dio un beso en la frente. Luego su mano pasó a coger mi mano derecha y ahí después de varios minutos me dormí. Ni una pesadilla más aquella noche, ni miedo ninguno. Podía descansar tranquila a pesar de no haber tenido respuesta a mi "te quiero". Podía descansar en paz, estaba con él.


No te duermas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora